
La joven rubia enfundada en un hermoso vestido rosa, caminaba despacio, perdida en la hermosura del lugar, el baile se realizaba en un hermoso jardín, decorado con preciosas rosas blancas y amarillas, el lugar se encontraba tenuemente alumbrado, la música suave y cálida llegaba a sus oidos relajandola un poco, algo apenada comenzó su descenso por la gran escalera en forma de caracol sobre la que habían cientos y miles de pétalos, todas y cada una de las miradas se cernían sobre ella, pero solo una hacia latir su corazón con rapidez, una profunda y azul mirada, debajo de una hermosa mascara color plata, el joven camino hasta ella, realizo una pequeña caravana, caballerosamente extendió su mano la cual fue aceptada por la joven rubia para comenzar juntos una suave danza, al compas de la agradable música, todas las miradas estaban sobre estos dos jóvenes llenos de vida y amor, se respiraba romance en el aire, la rubia sintió un tibio escalofrió recorrer su espina dorsal cuando el joven apretó aun más su agarre, respiro hondo tratando de controlarse y no desmayarse allí, delante de todos, pero... ¿Como hacerlo cuando esa mirada la desarmaba por completo?, por su parte el joven seguía con su azul mirada fija en ella, en esta hermosa diosa rubia de ojos esmeraldas, su delicioso aroma a rosas y su tierna sonrisa, lo tenían verdaderamente hipnotizado, deseaba que el tiempo se detuviera en ese justo instante y tenerla allí, a su lado, por la eternidad y mas allá, la música seguía sonando, al compas del latir de dos corazones que comenzaban una hermosa danza de amor.
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Los días pasaron rápido, las hojas del otoño comenzaron a caer y el frio invernal apareció, el enfrentamiento con la bruja mayor había desaparecido de sus recuerdos, sin embargo, este pareció surgir efecto, el trato hacia ella se había suavizado- ¡lo que hace el dinero! – exclamo incrédula mientras sembraba una pequeña planta y recordaba la sonrisa regalada por la bruja cuando servía el desayuno, pero lo que no había podido borrar de su cabeza, era el hecho de no haber visto a su Príncipe en todo este tiempo, Albert había simplemente desaparecido - ¿le pasaría algo malo? – se pregunto pensativa mientras limpiaba su rostro y sin querer lo ensuciaba aun mas – no Candice… a lo mejor se aburrió de ti y simplemente… ya no quiere verte más – agrego en un suspiro – ¿se puede saber por quien suspiras pecosa? – demando la voz de Terry Granchester tras ella, la chica solo coloco sus ojos en blanco bastante molesta – no es tu problema ricachón – respondió queriendo colocarse de pie para retirarse, sin embargo, sus manos resbalaron y ella cayó al piso –jajajajajajajaja – reía el chico divertido – nada divertido, tonto – dijo algo enfadada – perdón… déjame ayudarte – se disculpo el chico extendiendo su mano para ayudarla a levantar, Candice entrecerró sus ojos y se coloco de pie por sí sola, Terry solo recogió su mano – permiso – concluyo para retirarse – oye, oye ¿Por qué te vas así? – pregunto tomándola de la mano – lo siento joven pero… no quiero tener más problemas con las brujas, imaginase la que se arma si Susana lo ve aquí conmigo – agrego ayudando a Terry a comprender su comportamiento – perdone – dijo liberando su mano para proseguir su camino
(Sad thing)
– Espera Cinderella – la llamo - ¿Cómo me dijo? – pregunto la chica girando su rostro con el ceño fruncido – Cinderella… es a ella a quien te pareces con todo el rostro sucio y lleno de barro – continuo acercándose a ella, Candice nerviosa quiso limpiar su cara pero no fue necesario ya Terry lo hacía suavemente – además, también están las brujas – susurro bajando su rostro aun más, Candice nerviosa huyo de su mirada - ¿te gusta la playa? – pregunto con su mirada fija en ella - ¿ehh? – dijo confundida levantando su mirada y encontrándose con la de Terry, no teniendo lugar a donde huir, su corazón palpitaba rápidamente, su cuerpo vibraba, esa mirada… ¿Dónde había visto esa mirada antes? – reacciona Candice es el richboy… no tu Príncipe – se recrimino – despierta Terry es otra sirvientita mas, nada del otro mundo – se reprocho – ¡huh, que fácil son las mujeres! – exclamo mientras sonreía cínico – te lo dije Candice, todas terminan cayendo en mis redes, hasta tu – agrego descarado, Candice sonrió sorprendida – en tus sueños – susurro manoteando la mano del joven para liberarse de su molesto toque y poder así retomar su camino de regreso.
(Final)
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Los días pasaron rápido, las hojas del otoño comenzaron a caer y el frio invernal apareció, el enfrentamiento con la bruja mayor había desaparecido de sus recuerdos, sin embargo, este pareció surgir efecto, el trato hacia ella se había suavizado- ¡lo que hace el dinero! – exclamo incrédula mientras sembraba una pequeña planta y recordaba la sonrisa regalada por la bruja cuando servía el desayuno, pero lo que no había podido borrar de su cabeza, era el hecho de no haber visto a su Príncipe en todo este tiempo, Albert había simplemente desaparecido - ¿le pasaría algo malo? – se pregunto pensativa mientras limpiaba su rostro y sin querer lo ensuciaba aun mas – no Candice… a lo mejor se aburrió de ti y simplemente… ya no quiere verte más – agrego en un suspiro – ¿se puede saber por quien suspiras pecosa? – demando la voz de Terry Granchester tras ella, la chica solo coloco sus ojos en blanco bastante molesta – no es tu problema ricachón – respondió queriendo colocarse de pie para retirarse, sin embargo, sus manos resbalaron y ella cayó al piso –jajajajajajajaja – reía el chico divertido – nada divertido, tonto – dijo algo enfadada – perdón… déjame ayudarte – se disculpo el chico extendiendo su mano para ayudarla a levantar, Candice entrecerró sus ojos y se coloco de pie por sí sola, Terry solo recogió su mano – permiso – concluyo para retirarse – oye, oye ¿Por qué te vas así? – pregunto tomándola de la mano – lo siento joven pero… no quiero tener más problemas con las brujas, imaginase la que se arma si Susana lo ve aquí conmigo – agrego ayudando a Terry a comprender su comportamiento – perdone – dijo liberando su mano para proseguir su camino
(Sad thing)
– Espera Cinderella – la llamo - ¿Cómo me dijo? – pregunto la chica girando su rostro con el ceño fruncido – Cinderella… es a ella a quien te pareces con todo el rostro sucio y lleno de barro – continuo acercándose a ella, Candice nerviosa quiso limpiar su cara pero no fue necesario ya Terry lo hacía suavemente – además, también están las brujas – susurro bajando su rostro aun más, Candice nerviosa huyo de su mirada - ¿te gusta la playa? – pregunto con su mirada fija en ella - ¿ehh? – dijo confundida levantando su mirada y encontrándose con la de Terry, no teniendo lugar a donde huir, su corazón palpitaba rápidamente, su cuerpo vibraba, esa mirada… ¿Dónde había visto esa mirada antes? – reacciona Candice es el richboy… no tu Príncipe – se recrimino – despierta Terry es otra sirvientita mas, nada del otro mundo – se reprocho – ¡huh, que fácil son las mujeres! – exclamo mientras sonreía cínico – te lo dije Candice, todas terminan cayendo en mis redes, hasta tu – agrego descarado, Candice sonrió sorprendida – en tus sueños – susurro manoteando la mano del joven para liberarse de su molesto toque y poder así retomar su camino de regreso.
(Final)
- Hey… espera, espera – se apresuro el chico - ¿Qué diablos quieres? – Demando cansinamente – invitarte a salir – contesto rápidamente - ¿estás enfermo? – Pregunto sarcástica acercándose a él para tocarle la frente, Terry solo negó con su cabeza - ¿te pico algo? Porque tu…… invitándome a salir a MI, ja, vaya sorpresa – continuo con su ironía, Terry sonrió complacido – no será que te gusto – agrego acercándose a él con seguridad y autosuficiencia, el chico solo fijo su mirada en ella sonriente, era esto lo que le gustaba de ella, esos comentarios directos y sin rodeos – ¡si claro! – exclamo con burla - ¿entonces?
- No lo sé, estoy aburrido, sin nada que hacer, así que se me ocurrió la idea de invitarte a salir – agrego tranquilo, calmo - ¿y yo que soy? ¿Tu payaso?
– No…. Pero… podrías serlo – bromeo enfureciéndola – solo estoy bromeando Cinderella – se apresuro a decir cuando la chica abría su boca con cara de enojo para responderle – además, tienes que acompañarme, a no ser que quieras que vaya y le diga a Susana que te mueres por mi – la amenazo con presunción, Candice bufo irónica – vamos – rogo, la joven lo observo pensativa, tratando de comprender el chico frente a ella, a veces presuntuoso, prepotente pero otras tan dulce y amable ¿Cuál era el verdadero Terry? – está bien… dame unos 15 minutos – acepto la invitación entrando rápidamente a la casa - ¿Qué? – pregunto inocente al ver la sonrisa picara en el rostro de Sara – nothing – respondió, Candice solo omitió todo esto y corrió hasta su habitación para tomar un baño y vestirse tan rápido como pudo, no queriendo hacerlo esperar.
- No lo sé, estoy aburrido, sin nada que hacer, así que se me ocurrió la idea de invitarte a salir – agrego tranquilo, calmo - ¿y yo que soy? ¿Tu payaso?
– No…. Pero… podrías serlo – bromeo enfureciéndola – solo estoy bromeando Cinderella – se apresuro a decir cuando la chica abría su boca con cara de enojo para responderle – además, tienes que acompañarme, a no ser que quieras que vaya y le diga a Susana que te mueres por mi – la amenazo con presunción, Candice bufo irónica – vamos – rogo, la joven lo observo pensativa, tratando de comprender el chico frente a ella, a veces presuntuoso, prepotente pero otras tan dulce y amable ¿Cuál era el verdadero Terry? – está bien… dame unos 15 minutos – acepto la invitación entrando rápidamente a la casa - ¿Qué? – pregunto inocente al ver la sonrisa picara en el rostro de Sara – nothing – respondió, Candice solo omitió todo esto y corrió hasta su habitación para tomar un baño y vestirse tan rápido como pudo, no queriendo hacerlo esperar.
Terry, por su parte, jugaba con las llaves de su auto a la espera de la joven - ¿Por qué te sientes así Terry Granchester? ¿Por qué estas nervioso, a la expectativa? – Se interrogo con la mirada fija en la nada - ¿Por qué la invitas a salir sino te gusta? – se pregunto sorprendiéndose por su acción – lista – dijo la cantarina voz de Candice frente a él, Terry no podía creer lo que veía, lucia hermosa y solo llevaba un jeans, t-shirt blanca y una bufanda morada alrededor de su cuello, el cabello recogida en alto en una cola y pollina, no había joyas o lujos y sin embargo lucia preciosa, poco maquillaje y sencillez – bien… vamos – agrego abriendo la portezuela del auto caballerosamente - ¿ese es tu auto?
- Si, este estaba en casa de mi madre, el otro está en el taller – respondió algo confundido – pues… yo no me monto allí – afirmo extrañando al chico - ¿Qué quieres decir? – demando confundido – ese auto es carísimo – comenzó con su discurso – imagina cuántos niños podrían comer con lo que cuesta – agrego, Terry coloco sus ojos en blanco divertido – vamos cenicienta móntate – rogo – no, yo allí no me monto, mira hasta comezón me dio – agrego frotaba con fuerza sus brazos – prefiero tomar el bus o un taxi – continuo con su discurso – ay ya, deja el drama – pidió entre risas – nooooo, con todo ese dinero que gastas en tus juguetitos, ayudarías a mucha gente, es en serio, ricachón comienza a pensar en los demás – le recomendó la joven con cara de preocupación – ¡como quieras! – exclamo el chico caminando hasta ella y levantándola en el aire para cargarla entre sus brazos una vez más - déjame, bájame… ricachón es una orden, bájame … Ouch – esto último lo dijo cuando el joven la había metido al auto y sin querer había provocado que golpeara su espina dorsal con la palanca de velocidades – perdón – se disculpo el chico ya dentro – que te disculpe tu abuela – respondió enojada tratando de abrir la puerta, sin embargo, el chico había sido más rápido y las había asegurado – déjame salir – ordeno, Terry solo encendió el auto – QUE ME DEJES SALIR – grito golpeando la ventanilla – oye… ¿sabes cuantas personas comen con lo que cuesta ese vidrio? – pregunto a manera de broma, Candice solo lo observo con enojo y bufo entrelazando sus brazos vencida – thank you – agradeció mientras arrancaba el auto y Candice negaba con su cabeza vencida, una vez más por el ricachón.
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- ¡George! – exclamo Albert desesperado – si Señor – respondió el hombre conociendo la razón de la preocupación de su amigo y jefe - ¿la encontraste?
- No… de verdad la he buscado pero… nada que aparece – contesto entristeciendo al chico – ¿se encuentra bien Señor?
- Si… no te preocupes – afirmo decaído - ¿y cuando regresa?
(Parrot por Kim jeong Hoon)
- Si, este estaba en casa de mi madre, el otro está en el taller – respondió algo confundido – pues… yo no me monto allí – afirmo extrañando al chico - ¿Qué quieres decir? – demando confundido – ese auto es carísimo – comenzó con su discurso – imagina cuántos niños podrían comer con lo que cuesta – agrego, Terry coloco sus ojos en blanco divertido – vamos cenicienta móntate – rogo – no, yo allí no me monto, mira hasta comezón me dio – agrego frotaba con fuerza sus brazos – prefiero tomar el bus o un taxi – continuo con su discurso – ay ya, deja el drama – pidió entre risas – nooooo, con todo ese dinero que gastas en tus juguetitos, ayudarías a mucha gente, es en serio, ricachón comienza a pensar en los demás – le recomendó la joven con cara de preocupación – ¡como quieras! – exclamo el chico caminando hasta ella y levantándola en el aire para cargarla entre sus brazos una vez más - déjame, bájame… ricachón es una orden, bájame … Ouch – esto último lo dijo cuando el joven la había metido al auto y sin querer había provocado que golpeara su espina dorsal con la palanca de velocidades – perdón – se disculpo el chico ya dentro – que te disculpe tu abuela – respondió enojada tratando de abrir la puerta, sin embargo, el chico había sido más rápido y las había asegurado – déjame salir – ordeno, Terry solo encendió el auto – QUE ME DEJES SALIR – grito golpeando la ventanilla – oye… ¿sabes cuantas personas comen con lo que cuesta ese vidrio? – pregunto a manera de broma, Candice solo lo observo con enojo y bufo entrelazando sus brazos vencida – thank you – agradeció mientras arrancaba el auto y Candice negaba con su cabeza vencida, una vez más por el ricachón.
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- ¡George! – exclamo Albert desesperado – si Señor – respondió el hombre conociendo la razón de la preocupación de su amigo y jefe - ¿la encontraste?
- No… de verdad la he buscado pero… nada que aparece – contesto entristeciendo al chico – ¿se encuentra bien Señor?
- Si… no te preocupes – afirmo decaído - ¿y cuando regresa?
(Parrot por Kim jeong Hoon)
- Dentro de unos días, solo espero poder terminar y regresar lo antes posible – dijo deseando ver a Candice con todo su corazón, la extrañaba, su rostro, su mirada, pero más aun extrañaba su compañía, su sonrisa, esa sonrisa que le daba ánimos día a día de seguir adelante – está bien Señor, en ese caso tendré lo que me pidió listo y asistiré al mismo lugar en busca de la chica, hasta encontrarla o hasta que usted regrese – garantizo, tranquilizando un poco al joven rubio – gracias – concluyo cortando la llamada.
Fashback
– “una rosa amarilla, para una dulce niña” – dijo el joven haciendo una suave y galante caravana frente a la joven rubia quien sonrió – gracias mi Lord – respondió tomando la rosa y aspirando su suave aroma – My lady, me atrevería a preguntar ¿qué hace una hermosa hada como usted, en un simple lugar como este? – demando tomando asiento a su lado – mmm… pues… digamos que espero al galante y generoso Príncipe que robo mi corazón – contesto hundiendo su rostro apenada - ¿Príncipe? Un hada enamorada de un humano – pensó en voz alta – nunca dije que me había enamorado de él, solo que había robado mi corazón – lo corrigió provocando sonoras carcajadas en Albert – ok, en ese caso me pregunto ¿es acaso este Príncipe, un joven alto, rubio, de ojos azules, educado y muy bien parecido? - pregunto – bien parecido…mmm no… creo que más bien metiche – respondio sonriendo dulcemente – aunque… la verdad es bastante guapo – agrego algo sonrojada clavando su verde mirada en Albert quien solo se perdió en esas grandes esmeraldas – muy parecido a ti por cierto – se aventuro a decir cerrando sus verdes ojos, abrumada por todo lo que sentía, escalofríos, revoloteo de miles de mariposas en su estomago, sin contar el nerviosismo que la hacía temblar – en ese caso My fairy, a sus pies – dijo arrodillándose frente a ella sorprendiéndola, tomo su mano gentilmente y deposito un suave beso sobre ella, Candice no sabía si gritar o desmayarse, llevo su mano a su boca para ahogar o detener los gritos de emoción que se aglomeraban en su garganta, Albert solo observo la inocencia y delicadeza reinante en tan hermosa hada.
Fin de flashback
- Solo tu Candice logras que me sienta de esta manera… vivo – dijo a la nada cuando regresaba de sus recuerdo – solo tu logras que me olvide de todo, my fairy – concluyo recordando esa hermosa sonrisa que le había regalado durante tantos días.
(Final de la canción)
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- Llegamos – anuncio el chico deteniendo el auto después de un par de horas de viaje - ¡gracias a Dios! – exclamo – ya me ahogaba en tanto lujo – agrego bajándose rápidamente del auto para sacudirse haciendo reír al chico con sus ocurrencias, la joven había pasado el viaje completo dándole sermones de cómo ahorrar y ayudar a los más necesitados, convirtiéndose en un filántropo - ¿Qué es tan gracioso? – Demando algo molesta – nada… nada – contesto colocando ambas manos en alto y haciendo el símbolo de paz con una de ellas – ¡tonto! – Bufo con cara de enojo, conteniéndose la risa - ¡ahhhh! – exclamo notando al fin el lugar donde se encontraba – ¿te gusta? – pregunto - ¿bromeas?... me encanta – respondió corriendo hasta la orilla de la playa seguida por Terry con un andar pausado y una gran sonrisa en su rostro; Candice corría de un lugar a otro chapaleteando agua divertida – Candy… no deberías de mojarte, recuerda que no hace mucho tuviste un resfriado – le recordó el chico algo preocupado por la débil salud de la chica – no seas aguafiestas ricachón – se quejo con puchero – además ¿a qué otra cosa vengo a la playa sino es a mojarme? – agrego colocando sus ojos en blanco y negando con su cabeza, incrédula de las tonterías que llegaba a decir Terry quien solo suspiro vencido por tan hermosa Cenicienta.
- Llegamos – anuncio el chico deteniendo el auto después de un par de horas de viaje - ¡gracias a Dios! – exclamo – ya me ahogaba en tanto lujo – agrego bajándose rápidamente del auto para sacudirse haciendo reír al chico con sus ocurrencias, la joven había pasado el viaje completo dándole sermones de cómo ahorrar y ayudar a los más necesitados, convirtiéndose en un filántropo - ¿Qué es tan gracioso? – Demando algo molesta – nada… nada – contesto colocando ambas manos en alto y haciendo el símbolo de paz con una de ellas – ¡tonto! – Bufo con cara de enojo, conteniéndose la risa - ¡ahhhh! – exclamo notando al fin el lugar donde se encontraba – ¿te gusta? – pregunto - ¿bromeas?... me encanta – respondió corriendo hasta la orilla de la playa seguida por Terry con un andar pausado y una gran sonrisa en su rostro; Candice corría de un lugar a otro chapaleteando agua divertida – Candy… no deberías de mojarte, recuerda que no hace mucho tuviste un resfriado – le recordó el chico algo preocupado por la débil salud de la chica – no seas aguafiestas ricachón – se quejo con puchero – además ¿a qué otra cosa vengo a la playa sino es a mojarme? – agrego colocando sus ojos en blanco y negando con su cabeza, incrédula de las tonterías que llegaba a decir Terry quien solo suspiro vencido por tan hermosa Cenicienta.
(NAHN NHUL SARANGHAE – SHIN TAE YOON)
– RICACHÓOONNN… VEEENNNN – grito al joven quien se encontraba de pie a varios metros de la orilla – NO GRACIAS – negó – ay no me digas que tienes miedo de dañar tu ropa de diseñador ricachón – dijo la joven irónicamente – ya verás Cenicienta - murmuro corriendo hasta ella para levantarla en el aire y cargarla – no… no… - repetía apretando sus ojos y se aferraba con más fuerza al cuello del joven quien jugaba con dejarla caer al agua – no y que te gustaba el agua pues – comento frunciendo el ceño, fingiendo confusión – si… pero no así.
- Ok, entonces un viaje a la luna – dijo girando – NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO – gritaba la chica mientras Terry giraba con más fuerza – detente… detente – pedía Candice entre carcajadas –está bien… solo si prometes dejar de llamarme ricachón – dijo el castaño – eso nunca, además no miento, eres un ricachón – acoto la rubia – OK – acepto comenzando un nuevo viaje – está bien, está bien – acordó aturdida y con todo dándole vueltas – bien – acepto colocándola cuidadosamente de regreso al suelo – gracias ricachón – agradecía pícaramente alejándose a la carrera del chico quien la perseguía chapaleteando agua para mojarla, divertido y sonriendo como no lo hacía desde que Karen había sido internada en la clínica y él se marchaba a México.
- Ok, entonces un viaje a la luna – dijo girando – NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO – gritaba la chica mientras Terry giraba con más fuerza – detente… detente – pedía Candice entre carcajadas –está bien… solo si prometes dejar de llamarme ricachón – dijo el castaño – eso nunca, además no miento, eres un ricachón – acoto la rubia – OK – acepto comenzando un nuevo viaje – está bien, está bien – acordó aturdida y con todo dándole vueltas – bien – acepto colocándola cuidadosamente de regreso al suelo – gracias ricachón – agradecía pícaramente alejándose a la carrera del chico quien la perseguía chapaleteando agua para mojarla, divertido y sonriendo como no lo hacía desde que Karen había sido internada en la clínica y él se marchaba a México.
(Final de la canción)
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- ¿Dónde estás Terry? – Preguntaba Susana enojada, el móvil del chico sonaba una y otra vez y él simplemente no atendía - ¡MALDICION! – Exclamo enojada golpeando con furia su escritorio - ¿estás bien? – Pregunto una compañera de clases – si, no es nada – respondió sonriendo fingidamente y saliendo del salón de clases furica - ¿Dónde estás idiota? – pregunto tratando de imaginar que podría estar haciendo Terry como para que no le contestara.
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- ¡AHHH! – Exclamaron ambos dejándose caer sobre la arena aun entre risas – hacia tanto tiempo que no me divertía de esta manera – confeso Terry con respiración agitada.
(Sad Thing)
– Y yo no visitaba la playa desde que mi padre murió – dijo ella con tono decaído, provocando que Terry la observara y notara ese brillo triste en sus verdes ojos, Candice sacudió sus manos y se sentó observando fijamente el claro mar – sabes… cada fin de semana, muy temprano por la mañana tocaba a mi puerta y decía “Mi rubia sirena a despertarse que el mar la espera” – agrego mientras sonreía débilmente por el recuerdo – esa era su manera de compensar su ausencia constante en casa por el trabajo – continuo con sus recuerdos, Terry la observaba perdido en esa hermosa y cálida luz que la mujer frente a él emanaba – siempre decía “no importa donde este o con quien, tu siempre serás lo mas importante de mi vida” – dijo con voz queda y respirando hondo para contener las lagrimas – vamos Cenicienta pecosa, no hay porque entristecerse, porque tu padre este donde este cuida de ti – afirmo el chico, Candice solo voltio su rostro para encontrarse con esa mirada azul que últimamente la perseguía hasta en sueños – no estoy triste… es solo que… lo extraño un montón – dijo – a veces siento que estoy sola, sin embargo, luego recuerdo que ellos están aquí... conmigo – afirmo tocando su corazón – además, tengo a María y a Sara que son dos panes de Dios – acoto, pero de sus verdes ojos escapo una lagrima – no llores, recuerda que cada vez que lloras…
- La luz de un hada se apaga en el mundo mágico – completo la frase la joven sonriente - ¿ves? Eres más linda cuando ríes que cuando lloras – afirmo limpiando dulcemente esa amaga lágrima que ensuciaba tan hermoso rostro.
- La luz de un hada se apaga en el mundo mágico – completo la frase la joven sonriente - ¿ves? Eres más linda cuando ríes que cuando lloras – afirmo limpiando dulcemente esa amaga lágrima que ensuciaba tan hermoso rostro.
(Final de la canción)
- ¡Vaya! – Exclamo incrédula confundiendo al chico - ¿Qué cosa?
- No me imagine que tuvieras sentimientos – contesto exasperando al chico con sus comentarios ácidos sobre él – que cosas dices Cinderella – dijo mientras negaba con su cabeza – es en serio – afirmó la joven – pensé que tu corazón era de plástico al igual que el de la bruja menor – agrego – oye, tiene su nombre, es Susana – la corrigió algo serio – si… se que lo tiene pero eso no le quita lo bruja o la hace menos bruja – dijo mientras Terry la observaba con desaprobación - ¿Qué? – demando fingiendo inocencia – vamos Candice, se que Susana puede pasar a veces por vanidosa, malcriada… por una bruja pues..
- ¿A VECES? Yo diría que todo el tiempo – lo interrumpió – pero tiene su corazón – prosiguió su defensa obviando el comentario de la rubia - yo diría que muy en el fondo si es que lo tiene y no esta negro – musito – Candy – le dijo rogón – ay si ya, se me olvidaba que era tu novia – esto último lo dijo entre dientes con notorio enojo - ¿Celosa? – pregunto perspicaz – jajajajaja, si claro quizás en tus sueños – contesto irónica - ¿segura? – Insistió – si vas a seguir entonces me voy – amenazo colocándose de pie – espera… no te vayas – pidió tomando su mano para detenerla, mientras una confundida Candice huía de su mirada – Buenas Tardes Señor, una concha de mar para su novia – dijo un hombre viejo aparecido de la nada sorprendiéndolos un poco – no, él y yo no…
- ¿Cuál te gusta? – pregunto interrumpiendo la aclaratoria de la joven – ninguna – respondió liberando su mano bruscamente – perdón por hacerle perder su tiempo Señor pero este chico y yo no tenemos absolutamente nada – aclaro – ahora si me disculpan voy al baño – se disculpo observando al chico con dureza para sonreírle luego al hombre y comenzar a alejarse en dirección al baño, estaba molesta, sentía ganas de abofetearlo y hacerle tragar sus palabras sobre la Gusana… - espera… espera – se dijo deteniéndose - ¿estás celosa? – se pregunto con ceño fruncido – noooo – negó algo dudosa - ¿celosa de la Brujerzuela y por el ricachón? – repitió mientras entraba al baño – no… o ¿sí? – Se contesto fijando su mirada en la imagen suya reflejada por el espejo – noooo, tú tienes a tu Príncipe – se recrimino – si… un Príncipe que tienes semanas sin ver – se dijo entristeciéndose aun mas por el recuerdo de su rubio Príncipe desaparecido.
- No le haga caso, está un poco molesta – se disculpo Terry con el anciano quien solo sonrió – a ver… ¿Cuál puede gustarle a Cinderella? – demando observando fijamente los caracoles de mar - ¡esta! – exclamo tomando una hermosa concha de mar color champagne – ¿Cuánto le debo? – demando colocándose de pie y caminando hasta su auto donde se encontraba su billetera y su móvil también – déjelo así, acéptelo como un regalo para su hermosa Princesa – dijo el hombre – no… como cree, espere ya saco mi billetera – acoto mientras abría la portezuela de su auto – entonces… cuanto… pero… - balbuceo el chico algo confundido, el hombre había desaparecido, miro a todas direcciones en busca del anciano pero… no había rastro de él, así que Terry solo se encogió de hombros, tomo su cell y noto las tantas llamadas realizadas por Susana – Susana – susurro marcando su número - ¡Terry! – exclamo – perdón Susie, estaba en una reunión y para colmo olvide mi cell en la oficina – mintió sin saber el porque, normalmente solo diría la verdad sin importarle lo hiriente que fuera pero… ahora estaba de por medio el bienestar de Candice – ahhh claro, entonces no te preocupes – acepto la disculpa fingiendo calma - ¿te parece si hablamos mejor cuando te vea esta noche?, estoy algo ocupado – continuo con su mentira – si claro – acepto bastante tranquila confundiendo a Terry – bye – concluyo cortando la llamada rápidamente al notar la cercanía de Cinderella.
- No me imagine que tuvieras sentimientos – contesto exasperando al chico con sus comentarios ácidos sobre él – que cosas dices Cinderella – dijo mientras negaba con su cabeza – es en serio – afirmó la joven – pensé que tu corazón era de plástico al igual que el de la bruja menor – agrego – oye, tiene su nombre, es Susana – la corrigió algo serio – si… se que lo tiene pero eso no le quita lo bruja o la hace menos bruja – dijo mientras Terry la observaba con desaprobación - ¿Qué? – demando fingiendo inocencia – vamos Candice, se que Susana puede pasar a veces por vanidosa, malcriada… por una bruja pues..
- ¿A VECES? Yo diría que todo el tiempo – lo interrumpió – pero tiene su corazón – prosiguió su defensa obviando el comentario de la rubia - yo diría que muy en el fondo si es que lo tiene y no esta negro – musito – Candy – le dijo rogón – ay si ya, se me olvidaba que era tu novia – esto último lo dijo entre dientes con notorio enojo - ¿Celosa? – pregunto perspicaz – jajajajaja, si claro quizás en tus sueños – contesto irónica - ¿segura? – Insistió – si vas a seguir entonces me voy – amenazo colocándose de pie – espera… no te vayas – pidió tomando su mano para detenerla, mientras una confundida Candice huía de su mirada – Buenas Tardes Señor, una concha de mar para su novia – dijo un hombre viejo aparecido de la nada sorprendiéndolos un poco – no, él y yo no…
- ¿Cuál te gusta? – pregunto interrumpiendo la aclaratoria de la joven – ninguna – respondió liberando su mano bruscamente – perdón por hacerle perder su tiempo Señor pero este chico y yo no tenemos absolutamente nada – aclaro – ahora si me disculpan voy al baño – se disculpo observando al chico con dureza para sonreírle luego al hombre y comenzar a alejarse en dirección al baño, estaba molesta, sentía ganas de abofetearlo y hacerle tragar sus palabras sobre la Gusana… - espera… espera – se dijo deteniéndose - ¿estás celosa? – se pregunto con ceño fruncido – noooo – negó algo dudosa - ¿celosa de la Brujerzuela y por el ricachón? – repitió mientras entraba al baño – no… o ¿sí? – Se contesto fijando su mirada en la imagen suya reflejada por el espejo – noooo, tú tienes a tu Príncipe – se recrimino – si… un Príncipe que tienes semanas sin ver – se dijo entristeciéndose aun mas por el recuerdo de su rubio Príncipe desaparecido.
- No le haga caso, está un poco molesta – se disculpo Terry con el anciano quien solo sonrió – a ver… ¿Cuál puede gustarle a Cinderella? – demando observando fijamente los caracoles de mar - ¡esta! – exclamo tomando una hermosa concha de mar color champagne – ¿Cuánto le debo? – demando colocándose de pie y caminando hasta su auto donde se encontraba su billetera y su móvil también – déjelo así, acéptelo como un regalo para su hermosa Princesa – dijo el hombre – no… como cree, espere ya saco mi billetera – acoto mientras abría la portezuela de su auto – entonces… cuanto… pero… - balbuceo el chico algo confundido, el hombre había desaparecido, miro a todas direcciones en busca del anciano pero… no había rastro de él, así que Terry solo se encogió de hombros, tomo su cell y noto las tantas llamadas realizadas por Susana – Susana – susurro marcando su número - ¡Terry! – exclamo – perdón Susie, estaba en una reunión y para colmo olvide mi cell en la oficina – mintió sin saber el porque, normalmente solo diría la verdad sin importarle lo hiriente que fuera pero… ahora estaba de por medio el bienestar de Candice – ahhh claro, entonces no te preocupes – acepto la disculpa fingiendo calma - ¿te parece si hablamos mejor cuando te vea esta noche?, estoy algo ocupado – continuo con su mentira – si claro – acepto bastante tranquila confundiendo a Terry – bye – concluyo cortando la llamada rápidamente al notar la cercanía de Cinderella.
Susana respiro hondo tenía que controlarse y aprender a manejar la situación a su conveniencia, seguiría como si nada, creyendo la inmensa mentira que Terry había dicho, averiguaria quien era la zorra que estaba con Terry en estos momentos y la destruiría sin piedad o remordimiento – solo serás mío Terry… eso puedes asegurarlo – concluyo saliendo de las oficinas del chico con un solo propósito, destruir y pisotear a la MALDITA PERRA que se revolcaba con él en estos momentos, pero por ahora…. Se desquitaría con Candy.
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- Bueno… creo que ya es hora de regresar – opino la joven quien se encontraba justo al lado del chico, recostada sobe el capo del auto envuelta en la chaqueta de piel negra que el joven le había facilitado para protegerla del frío – ¿segura?
- Si, no quiero tener problemas – respondió al chico a quien no le quedo más que obedecer, simple y sorprendentemente no deseaba causarle problemas a Cenicienta, así que solo asintió y abordaron el auto de regreso a Londres, de regreso a la cárcel y falsa vida que ambos Vivian.
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- Candy… Candy – la llamo Susana quien entraba a la cocina en su búsqueda – Señorita…. Dígame ¿Qué desea? – pregunto María apresurándose – estoy buscando a Candice ¿Dónde está? – pregunto buscándola con la mirada en el lugar - ¿busca a… a… Can…. Candice? – demando nerviosa y despertando sospechas en la joven – SI MARIA ¿Dónde está? – repitió exasperada – bueno… esta… esta…
- RESPONDE DE UNA BUENA VEZ MUJER – grito la chica asustando a la mujer – she went to the market and she hasn’t come back yet –dijo Sara rápidamente – ¿al mercado? ¿A esta hora? – demando no creyendo ni una sola palabra – Si Señorita, fue al mercado en busca de algunos vegetales que faltaban para la cena – prosiguió con la mentira María – está bien, cuando regrese la dicen que la estuve buscando y espero sea cierto lo que dice porque si no es asi, ja… pobre Candice – concluyo amenazadoramente mientras sonreía maliciosamente – ufffffff – bufo María dejándose caer sobre el taburete – ¡Gosh! – exclamo Sara cuando regresaba a sus quehaceres.
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- Bueno… gracias por todo – agradeció la rubia mientras quitaba su cinturón de seguridad - ¿estás segura de que quieres quedarte aquí? – demando Terry observando el lugar escéptico – si, no te preocupes, aquí tomo el bus que me deja a unas cuadras de la casa – contesto - ¿un bus? Vamos Candice yo podría dejarte en la puerta de tu casa sana y salva sin ningún problema – insistió - no, no, está bien, además, a mi me gusta caminar - agrego ya fuera del auto - ¿segura? – pregunto de nuevo – si, si, ve, no te preocupes – respondió mientras el chico retomaba el camino despacio y ella decía adiós con su mano – ahhhhhh – suspiro sonriente – CANDICE MARY BLANCO ANDREY ¿Qué demonios fue eso? – Se pregunto escandalizada con su proceder - ¡no puedo creer lo terca que es! - exclamo el joven sonriente por el recuerdo de la chica rubia - ¿Qué demonios haces Terry Granchester? – se demando a manera de reproche sorprendido.
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- ¿Vas a salir? – pregunto Ursulla a su hija cuando entraba en su habitación y notaba que se arreglaba con bastante cuidado – Si, Terry vendrá por mi – respondió mientras peinaba su cabello - ¿estás bien mama? Te noto algo preocupada – demando observando la expresión en el rostro de su madre a través de su espejo – Susana… necesito que apresures lo tuyo con Terry – soltó de sopetón, Susana solo dio media vuelta y la observo de frente con el ceño fruncido – pero… ¿Por qué?
- Solo apresúrate – insistió – pero mamá – se quejo – apresúrate Susana a no ser que quieres comenzar a vivir la vida de pobre, es más, dile a Candice que te enseñe, se acostumbro muy rápido la mocosa – agrego con voz dura acercándose a ella – pero… pensé que aun teníamos algo de dinero, al menos lo que habías ganado al vender las propiedades de la sucia – dijo con preocupación – si, yo también pensé lo mismo, pero… para poder tocar ese dinero, necesitamos de la firma de tu querida hermanastra y no creo que ella quiera darnos ese dinero y mucho menos sabiendo que nos deshicimos de todo – siguió su explicación la mujer – es decir que…ya no tenemos nada – comprendió al fin su mísera situación – exacto mi queridísima Sussie, así que, apresúrate, haz lo que tengas que hacer para amarrarlo, si es necesario embarázate, pero haz algo ya – esto último le cayó como una bomba, ¿embarazarse? - ¿estás loca mamá? - Demando en un hilillo de voz temerosa de las ideas de su madre - ¿loca? Loca estas tú si no haces lo que digo, embarázate y amárralo
- Por favor mamá, una barriga no amarra a nadie y mucho menos a Terry Granchester – dijo con ironia – a Terry tal vez no, pero a Eleanor si – afirmo con un brillo en su mirada – no, no, eso no mamá – se negó rotundamente, era suficiente con aguantarle sus desplantes y constantes engaños como para también salir embarazada, no… eso era mucho – está bien, haz lo que quieras, total si Candice que nació en cuna de oro al igual que tu se acostumbro, porque no hacerlo tu también – concluyo con malicia, dio media vuelta y salió de la habitación de Susana quien no podía creer lo que le pasaba o salía embarazada o se convertía en una simple sirvienta como la zarrapastrosa de Candy – no… primero muerta que una sirvienta – susurro con decisión en su mirada, si para mantener su status social tenía que salir embarazada y perder su estilizada línea, lo haría.
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- ¡Sweetheart! – exclamo Sara al verla entrar por la puerta trasera – hola – saludo con seriedad pero con una sonrisita tonta en sus labios – uhhhh, yo diría que todo salió de maravilla – opino María – ¿Qué salió de maravilla? – pregunto fingiendo no comprender – nada – respondió la mujer – ayyy ya, no fue nada del otro mundo solo fuimos a la playa y ya – agrego alterada – if you say so – dijo ahora Sara mientras sonería divertida por la cara de la rubia – por fin apareces – manifestó Susana quien entraba a la cocina sorprendiendo a las presentes - ¿Dónde estabas? – Pregunto de inmediato – bueno yo... yo…- balbuceaba la joven no sabiendo que responder, tenía que seguir con la mentira de las hadas pero… ¿Cuál era? –Miss we already told you that she was…
- LE PREGUNTE A CANDICE SARA – la interrumpió con enojo, la mujer solo retrocedió – responde pues, ¿Dónde estuviste todo este tiempo? – siguió con su interrogatorio, necesitaba descargar mucha rabia y quien mejor que la huérfana para pagar los platos rotos; Candice permanecía en silencio, no sabía que decir, de repente Sara comenzó a hacer mímicas detrás de la bruja, como tratando de decirle todo a través de señas – bueno… estaba… - comenzó fijando su mirada en ambas mujeres quienes ahora tomaban cierta cantidad de vegetales y frutas y las colocaban dentro de una bolsa – ¡claro… era eso! – exclamo comprendiendo al fin, Susana solo frunció el ceño y miro hacia atrás en busca de algo sospechoso pero solo vio a los dos mujeres quienes sacaban algunos vegetales de una bolsa – en el mercado, si, estaba en el mercado comprando algunas cosas, allí era donde estaba – dijo provocando que Susana la mirara incrédula - ¿Segura Candice? - demando detenidamente, en busca de nerviosismo u otro indicio que la delatara
- Pues claro, ¿no ves? – contesto señalando la bolsa llena de vegetales y frutas, Susana solo la observo fijamente una vez más, como tratando de leer su mente, Candice solo sonrió – abre la puerta – ordeno, la chica solo asintió y salió camino a la puerta principal.
– Para la hermosa Cinderella – dijo haciendo una suave caravana Terry Granchester frente a ella, Candice solo sonrió y tomo la rosa blanca - ¡Terry! – exclamo Susana tras ella, asustándola, la ojiazul abrazo fuertemente a Terry pero… la rosa en manos de Candice no paso desapercibida - ¿y esa rosa? – demando observando primero a Terry y luego a Candice quien hundió su mirada aun mas en el piso – ahhh… - Candice no sabía que responder para salir de semejante aprieto – además de sirvienta, idiota – bufo enojando un poco a Terry – Susana – dijo reprobatoriamente – el joven Terry me mostro la rosa para saber si seria de tu agrado Susana, eso es todo – mintió deteniendo al joven quien en ese momento cerraba su boca y la observaba con cierto desconcierto – no creo que te gusten este tipo de cosas, pero aquí tienes – continuo entregando la rosa a Susana quien la tomaba pero no se comía el cuento – gracias – agradeció besando los labios de Terry, como queriendo demostrarle a Candice que era suyo, solo suyo, el beso se profundizo bajo la mirada de una abatida Candice, sentía un enorme vacío en su estomago, de repente la azul mirada de Terry se clavo en ella, seguía besando a Susana pero su mirada estaba fija en Candice quien solo negó con su cabeza y dio media vuelta para alejarse del lugar cabizbaja.
- Terry… Cariño – lo llamo la voz de Susana en un susurro – ¿estás bien? – pregunto clavando su mirada en el, Terry no estaba respondiendo a sus besos y caricias – si… no pasa nada – respondió besándola apasionadamente como respuesta pero con el rostro triste de Candice en su mente.
(Sweet dream)
- Es un cínico – susurro Candice cuando la imagen de Terry besando a Susana frente a ella aparecía – mira que besarla frente a mi – agrego en un hilillo de voz dejando a un lado el bosquejo que hacía de un vestido – es igual a todos Candice, termina de entenderlo – se recrimino lanzando al cesto de la basura la rosa que Terry le regalara tiempo atrás y la cual había guardado hasta ahora – ayyyy… no puedo creer que pensara que era distinto – continuo con su monologo incrédula, de verdad se sentía decepcionada y… ¿traicionada? – ya va, ya va, ya va – se dijo - ¿Por qué diablos te sientes así Candice Mary? Si a ti el ricachón no te gusta pero ni un poquito – agrego algo confundida – no debería de molestarte ni un poquito porque no nos gusta ese idiota ¿cierto? – le pregunto a su imagen en el espejo – es mas chica, para ti es mejor que estén juntos, así la gusana y la Ursulla te dejan en paz… si eso es – concluyo no muy convencida ¿Qué demonios sucedía con ella?
CONTINUARA....
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