domingo, 29 de marzo de 2009

Cinderella 4


Candice permanecio toda la noche en el parque, sobre la banca donde se había reunido tantas veces con su Príncipe, a la expectativa de verlo de nuevo, que su voz, su sonrisa y mirada le ayudaran a borrar tanta pena, pero el tiempo pasaba y el chico no aparecía, aumentando la tristeza, observaba a las personas pasar atenta, suspiro cansada, le dolía todo su cuerpo, contando su apenado corazón, dio una última mirada y se coloco de pie, con ánimo decaído observo el negro cielo y las primeras gotas de la lluvia otoñal que caían sobre su piel como lagrimas del cielo, Candy camino en silencio, tratando de pensar que hacer, no deseaba regresar a casa de las Marlowe, pero… era su casa en parte, y era su dinero, aunque… eso no importaba, lo más importante de todo era que allí, estaba su nana y sus pocos recuerdos restantes, en manos de la bruja mayor, pero estaban - ¡Que día! – exclamo cuando la lluvia apretó y ella al igual que el resto de las personas, apresuraba su paso para resguardarse, en su caso sin notar como un auto negro se acercaba a alta velocidad y la bañaba por completo – CRETINOOOO – grito enojada cuando el auto se alejaba – pero ya verás – agrego entre dientes, tomando una piedra y lanzándosela al auto haciendo añicos el vidrio trasero del mismo – ¡oops! – exclamo algo asustada observando cómo se detenía el auto repentinamente – demonios – susurro mientras comenzaba a correr despavorida tratando de escapar – HEY YOU, STOP – pidió a gritos la voz del chico quien corría tras ella –HEY – agrego aun más cerca – nooo, corre Candy, corre – se dijo la joven desesperada – I SAID STOP – dijo el chico con voz fuerte tomándola por uno de sus brazos y deteniendo su paso – déjeme ir, suélteme – pedía la chica algo asustada – suelt…
- WHAT? NO, YOU MUST BE KIDDING!!! – dijo Terry cuando el verde y el azul de sus miradas se encontraron una vez más - ¡lo que me faltaba! – exclamo Candy irónica - ¿y puedo saber por qué demonios lanzaste la piedra contra mi auto? – pregunto enojado – Por idiota, MIRA COMO ME DEJASTE – esto último lo grito alejándose para que viera como estaba de empapada - ¿yo te hice eso?... No seas ridícula – bufo incrédulo e irónico enojando a la chica - ¿es que acaso eres ciega? Mira como llueve – agrego tomando su rostro forzándola a mirar al cielo para que viera como caían las gotas de lluvia – no me toques – dijo entre dientes, rompiendo el agarre con un manotón - y no, no soy ciega, pero creo que la lluvia no me mojaría y mancharía mi sweater de esta manera, ¿o si idiota? – demando mostrando el marrón de lodo en su blanco sweater, Terry solo sonrió, enojándola aun mas – eres un… AYYYYYYY – grito enojada, no hallando una palabra pare describir lo que sentía o lo que era el ricachón frente a ella – y se puede saber… digo… ¿Cómo piensas pagarme? Porque no creo que con tu sueldito de sirvienta te alcance – dijo el joven hirientemente con prensunción, clavando su mirada en ella – jajajajajajajajaja – comenzó a reír Candice divertida e incrédula, confundiendo al chico quien la observo con el ceño fruncido - ¿yo? ¿Pagarte eso? Pues si aceptas cheques conformable o mi tarjeta de crédito dorada, por supuesto... Ah no... es cierto, soy una sirvienta y con mi sueldito no me alcanza, CREIDO – dijo en respuesta a la opinión típica de los riquitos, solo ellos pueden darse lujos o tener dinero, simplemente ellos eran lo mejor – y no, no tengo dinero para pagarte el vidrio y tampoco tengo ganas de hacerlo –agrego retadoramente – o pagas el vidrio o te vas directo a la cárcel – la amenazo.

(Tomorrow)
– Hazlo, en realidad no me importa – dijo tranquilamente encogiéndose de hombros – es en serio – agrego el chico contrariado por la tranquilidad de la chica para quien la cárcel seria un descanso - y yo también, de verdad, no me importa, es más, préstame tu teléfono y yo misma los llamo – agrego mientras el chico trataba de descifrar a la chica frente a él, llovía y simplemente no había notado nada mas sino su presencia – entonces ¿Qué hacemos? ¿Llamamos a la policía o no? – Pregunto extendiendo su mano en espera de alguna reacción - ¿Escuchaste lo que te dije? Iras a la cárcel – dijo con el ceño fruncido – Y YO DIJE QUE NO ME IMPORTABA, PERO… ¿SABES QUE? , olvídalo, nos vemos – concluyo tratando de cruzar la transitada avenida y alejarse del lugar, distraida.
- ¡CUIDADO!- grito Terry quien la había tomado del brazo rápidamente, atrayéndola hacia él y evitando así que la chica fuera arrollada, quedando cuerpo a cuerpo, pudiendo sentir la respiración agitada el uno del otro, el tiempo se detuvo, al igual que sus corazones, sus miradas se fundieron en una, nada importaba, la lluvia apretaba con más fuerza pero...ambos se encontraban perdidos en la mirada del otro, en ese sentimiento que despertaba y que nunca había sido sentido; Ese olor a rosas que embriaga su olfato, esa dulce pero decidida mirada verde que estremecía su mundo, ese carácter explosivo e irreverente, esa pasión en defender lo que cree, tantas cosas en ella que lo contrariaban ¿Por qué demonios se sentía así con esta simple sirvienta?
- Suéltame – pidió en un susurro la chica, regresando de su ensueño, al sentir el frio de la lluvia colarse entre sus ropas y llegar a su cuerpo, el ojiazul no reaccionaba, seguía perdido en la mirada de la chica – he dicho que me sueltes – repitió alejándose bruscamente, haciendo reaccionar a Terry quien rápida y nerviosamente se alejo de ella – vamos al auto – ordeno caminando de regreso al automóvil, no comprendiendo que demonios había pasado con él segundos antes – no gracias, prefiero caminar – respondió tratando de alejarse, sin embargo, Terry se interpuso en su camino una vez más – Vamos pecosa, está lloviendo a cantaros, sube al auto – pidió una vez más empapado – he dicho que no – repitió exasperada – ok, haz lo que se te venga en gana – agrego encogiéndose de hombros, fastidiado con la terquedad de la joven, camino hasta su auto y se subió a el, bajo la mirada de la chica quien bufo molesta y siguió su camino bajo la lluvia, completamente mojada - ¿Qué te pasa Terry? – se pregunto el chico cuando vio la imagen de Candice a través de su retrovisor y sintió cierta culpabilidad - ¡Diablos!.

- ¿Quién demonios se cree ese idiota? Mira que decirme que hacer – bufo Candy – aunque... no hubiese sido malo aceptar su oferta... ahora estoy toda mojada – se quejo golpeando su cabeza incrédula con lo orgullosa que era – eres una tonta Candice – se recrimino mientras Terry sonaba la bocina tras ella, provocando que se detuviera y volteara, sorprendiéndose de verlo allí – vamos pecosa... sube al auto – pidió - olvídate del vidrio y de que la costosa tapicería ya no sirve para nada gracias eso – siguió enojando a la chica aun mas, ¿es que acaso no puede olvidarse de lo material por 5 minutos?, se preguntaba mientras hacía caso omiso de la petición y continuaba su camino seguida por Terry en el auto – vamos Candy... no seas malcriada, mira que puedes enfermarte – dijo ahora si preocupado por la salud de la chica – vamos - rogo de nuevo tragándose su orgullo – prefiero enfermarme mil veces, que montarme en ese auto – respondió irritando más al chico – ¡Ok... si es por las malas, por las malas será! - exclamo bajándose del auto - ¿Qué haces? ¿Qué haces? – pregunto escandalizada al sentirse elevada en el aire – ¿Qué haces... NOOO, bájame, BAJAME – ordeno de cabezas golpeando la espalda de Terry – un placer – aseguro el chico lanzándola dentro del auto bruscamente y apresurándose a abordarlo
- ¡He dicho que no!
– Y A MI ME IMPORTA UN COMINO LO QUE DIGAS O DEJES DE DECIR, SE HACE LO QUE YO DIGO Y PUNTO – grito tomándola fuertemente por su brazo, no permitiendo que abriera la puerta y asustándola, Terry bajo el seguro y arranco el auto lo más rápido que pudo mientras Candice solo tragaba grueso y bajaba su mirada algo apenada, nadie en su vida le había hablado de esa manera, aunque era la primera vez que se comportaba así, siempre se caracterizo por ser una persona muy calmada, pero es que simplemente el ricachon la exasperaba, nunca se habia encontrado con una persona tan engreida, sobervia y egocentrista como el hombre frente a ella, además, de ser todo un Don Juan, un mujeriego, ufff y como detestaba este tipo de hombres.



El tiempo pasaba y mientras Terry manejaba hacia un lugar tranquilo y cercano, ambos se encontraban en silencio y perdidos en sus propias cavilaciones y pensamientos – “¿Qué fue todo eso?” – se pregunto la chica algo confundida, no comprendía el proceder del Ricachón, levanto su mirada y se encontró con el varonil perfil del joven, su fino rostro, su perfilada nariz, las pobladas cejas que enmarcaban sus grandes y profundos ojos azules, aunque no eran de un color azul cualquiera, parecía la unión de un verde y azul, un azul más profundo, la joven seguía contemplando esos ojos que con tan solo una mirada provocaban tanto desconcierto en ella, Terry sintió sobre él la constante mirada de la chica, su escrutinio, provocando que alejara su mirada del camino por unos segundos y la fijara en Candice quien al sentirse descubierta, huyo y bajo su mirada apenada, Terry solo sonrió divertido – hemos llegado – anuncio el joven aparcando su auto, sin embargo, la joven permaneció en silencio abochornada – pecosa, hemos llegado – repitió colocando su mano sobre la de Candice quien sintió una suave descarga eléctrica recorrer su espina dorsal – si – musito saliendo del auto inquieta – gracias – murmuro para comenzar a alejarse – Candy – la llamo caminando tras ella y captando su atención una vez más.
(Final de la canción)

– Sube, cámbiate la ropa mojada y espera a que escampe – dijo sin comprender sus acciones, la chica solo asintió y siguió al joven en silencio, Terry la guio hasta su apartamento, lugar que ya conocía, entro y se mantuvo de pie, muy cerca de la puerta, huiría pronto y tanto nerviosismo desaparecería – don’t worry In, I’m fine – escucho decir al joven – pero Terry...
- Vamos In, es en serio, además, creo que ella necesita más ayuda que yo – la interrumpió señalando a la joven rubia, completamente empapada quien seguía con la mirada fija en el suelo y temblaba sin parar – ¡Ay por Dios niña! – exclamo acercándose a ella – no... no se preocupe… estoy ahhh...ahhh...chu – estornudo con fuerza – See? No estás bien, acompáñame – ordeno la mujer tomándola de la mano y arrastrándola literalmente – pero... pero... - repetía Candy mirando al chico quien solo se encogió de hombros sonriente y decia adios con su mano – entra – pidió ahora abriendo la puerta de una inmensa habitación hermosamente decorada, era la habitación de una chica – toma – agrego Ingrid colocando sobre la cama un pantalón de mono color piel y una t-shirt blanca, además de ropa interior nueva – pero... gracias – termino diciendo algo apenada – sin embargo... esto es demasiado, no quiero molestar... de verdad no se preocupe, yo estoy bien así – afirmo, la mujer solo frunció su ceño – claro que no molesta, además, Terry me ordeno que no saliera de esta habitación hasta que usted no se cambiara y créame... no lo hare – dijo Ingrid parándose justo frente a la puerta tal y como un carcelero, sin más remedio Candice acepto y vencida entro al baño para cambiarse - ¿ya? – pregunto Terry al ver salir a Ingrid – si... aunque no puedo creer lo terca que es – opino mientras Terry reía – ya hice algo de café y de té también – dijo – bien... déjame... ahhh, Terry... tienes algo de fiebre – afirmo la mujer cuando había tocado la frente del moreno – no te preocupes... no es nada – acoto con tranquilidad – si claro – bufo irónica – ven conmigo – pidió caminando hasta la cocina y colocando en sus manos un antigripal y agua, Terry solo obedeció - ¿contenta? – pregunto – feliz – respondió – ahora toma, llévale esto a la chica – agrego colocando en una bandeja una taza de té con algo de miel y un par de píldoras - Ok – acepto tomándola entre sus manos y caminando hasta la habitación, entro al lugar y coloco la bandeja sobre la mesa de noche, ¿Cuánto tiempo hacia que no entraba a ese lugar?, como extrañaba sus bromas, sus sonoras carcajadas, esa calidez en su mirada que lo ayudaba cada vez que lo necesitaba, y ahora, ella necesitaba de él y su cobardía, su miedo a perderla no le permitía estar a su lado; el sonido de la puerta cerrándose lo trajo de regreso a la realidad - ¿mejor? – pregunto estudiando la imagen de la chica quien llevaba el cabello recogido en una cola y tenia las mejillas enrojecidas – uju – asintió algo abochornada – tomate esto – dijo caminando hasta ella con taza en mano, sin embargo, en la mente de la chica todo comenzó a dar vueltas hasta que solo hubo oscuridad – CANDY – grito evitando la caída de la joven al suelo, deshaciendose de la bandeja y colocando sus brazos frente a ella con rapidez - ¿Qué pasa? –demando nerviosamente Ingrid quien entraba a la habitación por el grito del chico – ¡Dios santo! – exclamo al ver como Terry tomaba a la chica entre sus brazos y la recostaba sobre la cama – está ardiendo en fiebre – agrego tocando la frete de la rubia - ¿Qué hago?
-Solo espérame, voy por las compresas – agrego la mujer saliendo del lugar apresuradamente – ya pasara... lo prometo, ya pasara – le susurro al oído mientras acariciaba dulcemente el rostro de la chica.

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- Mamá, aun no entiendo que hace ella aquí – murmuro Karen observando de reojo a Susana quien estudiaba su habitación en el hospital – Karen – dijo la mujer con reprobación tanto en su mirada como en su voz, la chica solo coloco los ojos en blanco - a ver y cuéntame Susana ¿para cuándo la boda? – siseo Karen – pronto, muy pronto – contesto feliz de que la atención se fijara en ella – ay por favor Susana, siempre dices lo mismo y nunca sucede nada – comento ácidamente, recibiendo un pellizco de su madre – ayyyy... pero si es la verdad, deberías de comprender de una vez que TU NO eres la mujer para mi hermano – acoto clavando la daga y enfureciendo a Susana quien solo sonrió fingido, cosa que Karen disfruto enormemente, Susana no le simpatizaba para nada, ella era una arpía mas detrás del dinero de los Granchester, Terry necesitaba una mujer de verdad y no una niña malcriada y caprichosa como la que tenia frente a ella.

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- ¿Aun no llega? – pregunto María preocupadísima mientras entraba con paraguas en mano, había salido en búsqueda de la joven rubia, sin tener suerte – no... Sorry – respondió Sara decaída – but… Are you sure that she doesn’t have any friend here in London? – demando entregandole una taza de cafe humeante - yes, I’m pretty sure about it.
- Wait minute…and what about this guy, her prince charming? Maybe she is with him – opino Sara – no, I don’t think so – negó sorbiendo un poco del liquido humeante para darle un poco de calor a su cuerpo – Where are you Candy? – se preguntaron ambas mujeres preocupadas, orando en silencio por el bienestar de su dulce niña y de quien no sabían nada desde del día de ayer.

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- “A mi esposa Ursulla le dejo el 40% de mi fortuna... a mi niña, mi dulce pecosa Candice le dejo el resto, sin embargo, no podrá manejar su herencia hasta que cumpla los 21 años o se case, es por esto que mi esposa, mi querida Ursulla será su tutora y guardiana, hasta que ese día llegue”
- ¡MALDITA! – exclamo la mujer enojada haciendo pedazos la copia del testamento de Miguel, la odiaba, la odiaba por haber sido los ojos de su padre, por estar siempre presente en él, por ocupar la mayor parte de sus pensamientos y corazón, por robarle su amor y su tiempo, por quitarle el dinero, el dinero que le pertenecía a ella solo a ella, por haber sido su compañera durante tantos años, su mujer y su enfermera – por eso... nunca, primero muerta antes que perder frente a ti Candice Blanco – agrego entre dientes mientras el fuego de la chimenea iluminaba sus fríos ojos azules, llenos de odio y furia – todo será mío, solo mío, es lo mínimo que merezco por haber sido tu amante y luego tu esposa Miguel, ME LO MEREZCO – concluyo lanzando la fotografía suya y de Miguel, el día de su boda, contra la pared haciendo añicos el porta retrato donde se encontraba.

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(Our love will always last)
- Mamá... mamá – susurraba la joven entre sueños – mamá – llamo una vez más a su madre mientras una lagrima solitaria corría como gota de cristal por su mejilla, Terry, quien había cuidado de ella durante todo este tiempo, apenado, limpio suavemente el rostro de la chica - ¿Cuánto dolor y tristeza hay debajo de esa coraza de piedra? – pregunto pensativo, recordando la decisión y la impulsividad dominantes en el carácter de la rubia, Terry observo de nuevo, el enrojecido rostro de la chica debido a la fiebre, era verdaderamente hermosa, algo peleona y cascarrabias pero hermosa, fijo su mirada en esos rosados y carnosos labios que estuvo a punto de besar, como le hubiese gustado probar su dulce sabor, sonrió divertido y subió su mano para acariciar la suave mejilla de la joven, quien acostada allí, sobre su cama, parecía la hermosa princesa de un cuento de hadas, la princesa que dormía y esperaba la llegada de su príncipe, quien con tan solo un beso la despertaría de tan horrible sueño, El Príncipe que para su sorpresa, él deseaba ser para ella.
(Final de la canción)

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- Mamá ¿estás bien? – Pregunto Susana al otro lado de la puerta – si – respondió sin dejar de hacer lo que hacía, deshacerse de todo lo que le recordara a Miguel - ¿Qué haces mamá? – demando sorprendida de ver lo que hacía su madre – ¿es que acaso eres ciega?... me deshago de Miguel para siempre, no quiero recordarlo, no quiero pensarlo... nunca más – contesto entre dientes, Susana la observaba contrariada, si había algo en este mundo que su madre había amado sobre cualquier cosa, inclusive sobre el dinero, además de ella, era a Miguel Blanco, el hombre que había amado por 10 años, sin embargo para él, su madre no había sido todo, primero su esposa Mary, Ursulla había hecho todo para destruir ese matrimonio, suerte la suya cuando murió de cáncer, pero, había quedado Candice, quien siempre ocupaba el primer lugar en todo, dejándola a ella en segundo plano una vez más – mamá… no lo hagas – pidió la chica al ver como su madre caminaba con las pertenecías de Miguel hasta la chimenea – puedes arrepentirte después, además, todo eso es lo que mantiene a Candice aca – agrego – NUNCA, NUNCA ME ARREPIENTO DE LO QUE HAGO, Y ESTA NO SERA LA PRIMERA VEZ, Y POR LA DESGRACIADA DE CANDICE NO TE PREOUCPES QUE MIENTRAS NO SE ENTERE, TODO ESTARA BIEN – hablo en voz alta lanzando todo al fuego – desparece de mi vida Miguel Blanco, sal de mis pensamientos y de mi corazón – ordeno, sin embargo, esto último fue un susurro, Susana observo callada como su madre, la fría y manipuladora Ursulla Marlowe contenía sus lagrimas, lagrimas que solo demostrarían debilidad y eso era algo que nunca seria, débil - ¿ya regreso? – pregunto, Susana permaneció en silencio no comprendiendo a quien se refería - ¿YA REGRESO LA MALDITA DE CANDICE? – Grito ahora asustando a Susana, su mirada estaba llena de rencor, furia – no – musito cabizbaja – ¿Dónde estás sucia? ¿Dónde? – preguntaba caminando de un lugar a otro - ¿DONDE ESTAS?? – grito halando de las cortinas fuertemente – ¿DONDE? – repitió la pregunta haciendo pedazos todo lo que se encontraba sobre su peinadora bajo la mirada de una estupefacta Susana – mamá… cálmate… recupera el control – pidió la joven en un susurro, su madre se detuvo en seco, apoyada sobre su peinadora con respiración agitada, apretaba sus dientes y puños - ¿Cómo me pides que me calme, cuando la zarrapastrosa inmunda como tú la llamas, es la dueña de todo? – demando clavando su mirada fiera en ella – lo sé… pero…
- Nunca entiendes nada Susana – la interrumpió recuperando su postura y su serenidad normal – ya no queda nada de mi dinero… lo poco que queda es de la huérfana, nada es nuestro – revelo alarmando a Susana quien abrió enormemente sus azules ojos – pero… no, no, esto tiene que ser una broma – dijo negando con su cabeza incrédula – ojala y fuese solo eso, pero no, confié en las personas equivocadas y perdimos casi todo, lo único que nos queda es de Candice, incluyendo sus propiedades – continuo – he realizado algunas transacciones a su nombre, y espero vender la compañía que se encuentra en México, ya he vendido sus propiedades en Francia, Estados Unidos y Venezuela, pero la necesito aquí para poder hacer todas las transacciones antes de que cumpla los 21 y decida hacerse cargo de lo poco que queda – prosiguió explicando sus planes – ¡Por Dios! – exclamo contrariada tomando asiento – ya comprendo el porqué de tu presión en cuanto a mi relación con Terry – dijo entendiendo todo – Terry es nuestro comodín, no podemos perder Susana, no podemos regresar a la mísera vida que tu padre nos dejo, ¿me entiendes? – pregunto, Susana solo asintió en silencio, su padre había sido un jugador y bebedor empedernido, perdiendo toda su fortuna y la de su madre en apuestas, dejándolas hundida en deudas y pobreza – dalo por hecho mamá, Terry será mi esposo, eso... puedes jurarlo.

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- Have you heard something about Candy? – pregunto Sara – yes, Terry called a few nimutes ago and told me that she was with him – respondio ayudando a Sara quien también había salido en busca de Candice bajo la excusa de hacer algunas compras – what? – dijo sorprendida – yes, they met by accident while it was raining, Candy had fever and he took her to his apartment - agrego María mas tranquila – Is she Ok? – demando preocupada – yes, she is fine, he is just waiting for her to wake up and then he will bring her back home – contesto provocando cierto alivio en la mujer quien oraba ahora porque esta nueva acción del chico no repercutiera negativamente en la vida de la chica, el tan solo hecho de pensar que la bruja se enterara de todo esto, le ponía la piel de gallina.

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Candice se movió lentamente, despertando de tan profundo sueño, sintió las suaves sabanas y sobre ella la cálida cobija, lentamente se sentó sobre la cama, froto sus ojos, trato de fijar su vista y recordar el lugar donde se encontraba pero todo daba vueltas, así que, cerro sus ojos una vez mas, los abrió de nuevo, pero sintió la presencia de alguien acostado a su lado, cautelosamente torno su mirada para encontrarse con la sorpresiva presencia de Terry junto a ella – AHHHHHH – grito colocándose de pie rápidamente y despertando al chico.

(Nareul sarang hae)
-¿Qué sucede? – musito entre dormido – TU, TU – repetía la chica mirando su cuerpo y al chico - ¿Qué me hiciste? - pregunto cubriéndose con sus manos - ¿ahh? –musito el joven sin comprender a que se refería la rubia y hundiendo su cabeza en la almohada – ¿Qué me hiciste pervertido? ¿Qué hiciste? – pregunto desesperada mientras el chico cubría sus oídos, la voz de Candice resonaba fuertemente en su cabeza – abusaste de mi, sí abusaste de mi – afirmo caminando de un lugar a otro mientras Terry la observaba con el ceño fruncido – sí, eso hiciste, abusaste de mi – agrego en un hilillo de voz, señalándolo, provocando que Terry se destornillara de la risa, enojándola, si el ricachón había abusado de ella estaba muerto – aprovechaste que dormía y… y… AHHHHHHHHHHH – grito abalanzándose sobre el chico para golpearlo, sintiendose asqueada – eres un puerco – siguió con sus insultos golpeándolo –eres un pervertido, un puerco asqueroso – continuo golpeándolo, Terry se protegía como podía, la chica sí que golpeaba fuerte y para colmo no podía dejar de reírse – eres un sádico, pervertido – dijo ahora halándolo por el cabello – ERA MI PRIMERA VEZ Y TU… TU…. UN… UYYY Y CON UN… AHHHHHH – grito esto cuando Terry en un movimiento rápido de sus brazos y cuerpo, se movió colocándose justo sobre ella.
- ¿Y con un qué? – pregunto sobre ella quien se estremeció al sentir el aliento del chico rozar sus labios, trago grueso y sintió un extraño cosquilleo en su estomago – vamos, dime… ¿con un qué? – insistió acercándose más a ella y notando el nerviosismo reinante en la joven, disfrutando enormemente el hecho de sentir su suave y cálida piel, de tener su mano entrelazada a la suya, de poder sentir el latido fiero de su corazón – yo…yo… - balbuceaba huyendo de esa mirada que provocaba escalofríos en su espina dorsal - ¿de verdad piensas que abusaría de ti? – pregunto tomándola por la barbilla y obligándola a mirarlo, la joven permaneció en silencio, vacilante, no era que el chico era su santo de devoción pero… tampoco parecía un sádico violador – nunca, escúchame bien Candy, nunca me aprovecharía de una mujer, además, no tendría porque hacerlo cuando ellas se abalanzan sobre mí, sin contar que TU, no eres precisamente el tipo de mujer que me gusta – esto último lo dijo sonriendo burlonamente enojando a la chica quien lo empujo tan fuertemente que Terry cayó al suelo – jajajajajaja – reía apoyado sobre sus codos – ¿no me digas que te molesta el hecho de que no me gustas? – pregunto entre risas – ¿o te molesta el hecho de que aun seas virgen? – prosiguió con su burla - ¡eres un patán! – exclamo furiosa – ¡AHHH! – exclamó el por su parte cuando Candice había caminado sobre su estomago – y no, no me importa el hecho de que no te guste, además, tu tampoco eres mi tipo – dijo negando con su cabeza – y por lo otro, estoy feliz, nunca le entregaría algo tan valioso a alguien como tu – agrego observándolo de arriba abajo con algo de asco – si claro… eso dicen todas y siempre terminan llevándome a la luna, utilizándola a ella – dijo Terry con cinismo mientras le daba unas palmaditas a su cama - ¡ahhhhhh! – exclamo con repulsión justo antes de azotar la puerta tras ella – "eso dicen todas y siempre terminan llevándome a la luna, utilizándola a ella" – repitió, fingiendo la voz del chico – idiota – bufo colocando sus ojos en blanco, observo su ropa ya seca sobre el mueble del baño, recordando que ella misma había cambiado su ropa – eres una tonta – se recrimino entrecerrando sus ojos incredula, tomo su ropa y comenzó a cambiarse.
(Final)

- ¿Ya despertó?, ¿Cómo esta? – pregunto Ingrid al ver salir a Terry de la habitación – si, y si me llamo abusador y pervertido, entonces diría que esta de maravilla – comento confundiendo a la mujer quien no pudo preguntar nada mas ya que el chico entraba a su habitación – disculpe – dijo la suave voz de Candice tras ella – ahhh ¿Cómo estás? – pregunto la mujer – bien… ahhh oiga, me preguntaba si ¿podría utilizar el teléfono? – pregunto apenada, dudosa - sí, claro – acepto la mujer guiándola hasta al living y mostrándole el lugar donde se encontraba el teléfono, para luego retirarse del lugar, Candice tomo el auricular y marco a casa de las brujas, deseando escuchar la voz familiar de Sara o María – ¿Nana? – demando dudosa – Candice... cariño ¿Cómo estás? – pregunto aliviada de escuchar la voz de su pecosa – estoy bien, un poco débil pero bien – respondió – aunque estoy preocupada nana, necesito hallar un lugar donde pasar la noche – agrego en un suspiro - ¿y por qué no te quedas allí? Ya mañana buscas un lugar.
- Ay no nana ¿Cómo crees? No – se negó rotundamente ¿pasar la noche en casa de Terry? No… eso era demasiado para sus nervios, además, no sabía que le sucedía cada vez que el chico estaba cerca – vamos Candice – dijo rogonamente – no nana, mejor busco otro lugar.
- Candice – hablo ahora la voz fría de Ursulla quien le había arrebatado el teléfono a María - ¿sí? – pregunto entre dientes - ¿Cuándo regresas? – demando sorprendiendo a la joven con su descaro – cuando ustedes ya no vivan allí – respondió con firmeza – tu nunca cambiaras, siempre serás la misma mocosa insolente de siempre… pero eso ya no importa, te quiero de regreso en 30 minutos ¿me oíste?
- Nunca – afirmo la chica enojando a la mujer quien solo apretó aun mas fuerte el auricular, tratando de controlar su ira – espero tenerte de regreso en 30 minutos o tus queridísimas hadas, irán derechito a la calle, al igual que tu y sin contar por supuesto que destruiré lo poco que queda de tu madre – la amenazo, Candice permaneció en silencio, no era justo que por su culpa Sara y María se quedaran sin empleo, además, no quería perder lo poco que quedaba de su madre, sabía que la bruja era capaz de eso y de mucho más – ¿y entonces? – pregunto sabiéndose triunfadora – está bien… regresare – contesto provocando una fría sonrisa en Ursulla – toma – agrego entregándole el teléfono a María – no Candy, no regreses, quédate donde estas – rogo en un susurro para que Ursulla no la escuchara quien se alejaba sonriente.
- Vamos nana, no quiero que tu y Sara se queden sin empleo, además, si no lo hago mi madre desaparece también – acoto con dificultad, tratando de contener las lagrimas que se aglomeraba en sus tristes ojos.

(Over the rainbow, Sweet dream por Byul)
– Nos vemos en un rato – se despidió rápidamente, lo último que quería era preocuparla, las lagrimas encontraron su salida, lloraba por la impotencia de saberse inútil, atada de pies y manos, lo único que podía hacer era esperar a cumplir los 21 y para eso faltaba poco mas de 2 meses, suspiro cansada, era injusto para ella tener que vivir ese infierno, cuando lo unico que le habia ofrecido a Ursulla y a Susana era su amistad, siempre busco la manera de agraciarse con ellas, haciendo todo lo que le pedian, incluso hasta penso en renunciar a todo por un poco de amor, aceptacion y una familia a cambio...una familia, era eso lo que penso formaria con ellas cuando se mudaran a casa de su padre, pero... todo siempre fue una actuacion, sonreian cuando su padre estaba, sin embargo, cuando este se alejaba, solo habian palabras hirientes, odio y mucho maltrato por parte de las brujas para con ella, nunca quiso contarle nada a su padre, él era feliz, asi que porque amargarle la vida y quitarle esa felicidad, por esto callo y aguanto cada desplante, cada insulto, cada grito y peor cada golpe que tuvo que esconder de su propio padre, se sentia perdida, sin ganas de seguir adelante, habia aguantado por mucho tiempo, ya no podia mas, Candice bastante afligida, escondió su rostro entre sus manos, apretando fuertemente sus ojos, tratandor de detener esas amargas lagrimas llenas de pena, Terry quien salía de su habitación, escucho a lo lejos el suave sollozo de la joven, bastante contrariado camino despacio, divisando a la rubia quien se estremecia bajo la fuerza de su llanto, de su tristeza, apenado,se acerco a ella, abrazandola por la espalda, sorprendiendo a Candy pero… mas asi mismo, nunca habia sentido pena o tristeza por otra persona, sin embargo, con ella todo era distinto, sentía unas ganas inmensas de borrar toda lágrima, tristeza o dolor de su corazon – no llores, porque cada vez que lo haces, un hada muere en el mundo mágico – dijo suavemente al oído de Candice quien se estremeció por completo no solo por sentirlo tan cerca sino por recordar a su padre decir esas mismas palabras cada vez que ella lloraba, afligiendola aun mas, Candice lloraba desconsoladamente, liberando cuanta molesta lagrima habia guardado dentro de ella por tanto tiempo, pero no solo eran lagrimas de dolor, tambien eran lagrimas de odio, de rencor, de furia hacia las mujeres a quienes ella siempre habia ofrecido afecto, recibiendo solo ofensas y aversión, Terry la abrazo con más fuerza, deseando darle toda la fortaleza y calor que necesitaba esta hermosa chica que se desmoronaba y se deshacia frente a él y lo abatía – todo estara bien... prometo que todo estara bien - susurro apretando aun mas el abrazo, Candice bastante desconcertada por los extraños sentimientos que el chico provocaba en ella abrio sus ojos - debo… debo irme – articulo con dificultad bastante extrañada, con dificultad rompio el abrazo – gracias... gracias... por todo – concluyo haciendo una pequeña reverencia y saliendo del lugar rápidamente con su corazón latiendo a mil por segundo - ¿Qué demonios pasa contigo Terry Granchester? – se pregunto confundido ¿Por qué deseaba cargar con su dolor y golpear hasta la muerte a aquel que provocara lagrimas en tan hermosos ojos? ¿Por qué deseaba cuidar de ella?

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- “Pues las sirvientas como yo, no pueden pagar la universidad” – recordó la melancólica voz y mirada de la rubia – “si…eres tu… mi Príncipe” – escucho ahora, rememorando su cálida y dulce sonrisa, suspiro incrédulo, no había podido sacársela de la cabeza, había pensado en ella todo el día - ¿Qué me has hecho Candice? – pregunto observando el infinito cielo de Tokio mientras su corazón latía furioso con un nuevo recuerdo de la chica.
(Final de la canción)

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-Pecosa! – exclamo María caminando hasta ella cuando la chica entraba por la puerta principal - ¿ya bajo la fiebre? ¿Te duele algo? – se apresuro a preguntar abrazándola y estudiándola detenidamente – estoy bien – contesto – Good, now go to your bedroom and change your clothes – ordeno Sara besando la mano de la chica cariñosamente – thank you – agradeció a ambas mujeres para comenzar su camino – espera – ordeno la gélida voz de Ursulla – necesito hablar contigo – agrego - ¿ahora? – pregunto cansinamente la rubia, Ursulla solo asintió comenzando su camino a su escritorio seguida de cerca por la chica - ¿Qué quieres? – pregunto ella ya dentro – ¡ja, siempre serás la misma! – exclamo sarcástica la mujer – al punto Ursulla, ¿Qué quieres hablar conmigo? – demando entrelazando sus brazos a la altura de su pecho, sorprendiendo a la mujer con su respuesta – eres una…
- ¿Una que Ursulla? – pregunto no dejándola terminar - ¿Una sucia sirvienta? ¿Una huérfana inmunda? O no mejor ¿Una grosera e impulsiva sin educación? – agrego con rencor en su mirada y decisión en su voz – por Dios Ursulla, ya tus insultos no me hacen, además, si lo que quieres hablar conmigo es sobre el dinero, disfruta todo lo que puedas, porque como te dije hace algunos días, manejare todo, absolutamente todo – continuo – así que disfruta, porque ya pronto terminara esta MALDITA PESADILLA – prosiguió – tome estos meses como un regalo por su amoroso trato y sus constantes palabras de aliento – agrego sarcástica, Ursulla permanecía en silencio, estudiando a la joven frente a ella – que tenga… muy buenas noches.. SEÑORA – concluyo con sonrisa burlona enojando mas a la mujer quien al saberla fuera de la biblioteca lanzo al suelo todo lo que se encontraba sobre su escritorio, la muy desgraciada pretendía quitarle todo y dejarla en la calle, pero no, eso nunca pasaría, aun y cuando tuviera que matarla lo haría, con tal y de quedarse con todo lo que por derecho le pertenecía.

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- ¡ufffff! – exclamo sorprendida con su proceder, no podía creer que se había enfrentado a Brursulla – pronto, ya muy pronto, toda esta pesadilla terminara – dijo observando el calendario, dos meses, solo dos meses y seria libre – “no llores, porque cada vez que lo haces, muere un hada en el mundo mágico” – recordó la suave voz de Terry a su oído y sus cálidos brazos alrededor de su pecho, provocando una enorme sonrisa en su rostro y el revoloteo de ciento de mariposas en su estomago, trastornándola un poco ¿Por qué el solo recuerdo de su voz, de su toque, de su mirada, hacia latir su corazón con tanta fuerza? ¿Por qué se sentía tan bien entre sus brazos?, suspiro y lentamente callo rendida en los brazos de Morfeo con el hermoso recuerdo de Terry Granchester abrazándola.



CONTINUARA

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