domingo, 29 de marzo de 2009

Cinderella 9




- Honey…are you Ok? – demando Sara a la chica quien últimamente se encontraba en otro mundo, fuera de sí – yes… I’m fine.
- Are yo usure? Because if there’s something bothering you, you should tell me – insistió la mujer, pero ¿Cómo decirle a Sara o a María que la razón de su lejanía era Terry, el mismo Terry que ella se había encargado de despellejar frente a ellas, al Terry que ella supuestamente detestaba debido a su arrogancia y sin contar el hecho de que salía con la bruja menor?



– ¿Me parece a mí o nuestra niña está enamorada? – le pregunto en susurro Maria a Sara quien la miro algo incrédula – ¿in love? But… Who is she in love with?
- Maybe it’s this boy…you know, the one she called her Prince – respondió no muy segura, si ese era el caso ¿por qué Candice no les había contado? O ¿es que acaso había algo más?
- Heyyyy… ¿Qué susurran ustedes por allá? – pregunto la chica fingiendo enojo – nothing… nada – respondieron ambas al unísono - ¿seguras? Porque si están…
- El timbre, debo abrir la puerta – dijo María apresurada saliendo la cocina en dirección a la puerta principal – and I should finish this – agrego Sara continuando con sus quehaceres, Candice sonrió incrédula por la reacción de ambas mujeres ¿Qué estarían maquinando sus dos hadas?
- Candy… cariño, llego esto para ti – le dijo María mostrándole una caja envuelta con papel de regalo reciclado – what is it? Who sent it? – pregunto curiosa Sara acercándose de nuevo al lugar, sin embargo, Candice conocía a la única persona que fuese tan descarada como para enviarle un paquete al lugar donde ella trabaja y que casualmente era la casa de la chica con la que salía – gracias – musito tomando el paquete apresuradamente antes de que pudieran si quiera notar cualquier indicio que revelara el nombre de Terry – olvide algo en mi habitación, ya vuelvo – mintió nerviosa, nerviosismo que no paso desapercibido por ambas mujeres quienes la observaron pensativas y preocupadas – yo te mato Terrence Granchester – susurro entre dientes mientras entraba a su habitación y cerraba la puerta con seguro, todo en caso de que algunas de las brujas o sus hadas entrara a su habitación y pudiera notar o siquiera leer el nombre Terrence Granchester en algún lugar , observo el paquete algo escéptica y curiosa, abriéndolo con cuidado y revelando lo que parecía el contenedor de un – móvil… ¿y yo para que querría un móvil? – pregunto sacándolo de la caja y observándolo algo confundida – pero… ¡esto debe ser carísimo! – exclamo observando el móvil último modelo, lo observo cuidadosamente y lo encendió aun desconcertada – ring… ring… - sonó el móvil exaltando un poco a la chica quien asustada por poco lo dejaba caer al piso – pero…
- Ring… ring.. ring.. – seguía sonando el móvil insistentemente, algo cautelosa lo abrió – Alo – murmuro nerviosa – vaya… pensé que lo habías regalado o peor aun, que lo habías hechado a la basura – dijo la voz de Terry Granchester al otro lado de la línea - ¿te gusto? – pregunto – ricachón… ¿Cómo para que necesitaría yo, un celular tan costoso? – demando haciendo sonreír al chico con lo concienzuda que podía llega a ser – tómalo como… como un préstamo, además, esta será nuestra línea privada.
- ¿Y como para que tendríamos que tener TU Y YO, una línea privada?
- Bueno porque somos amigos y dentro de poco algo más que eso, bueno eso espero.
- ¿Algo más que amigos? Mira Ricachón, si tus intenciones son algo más que…
- Te invito a salir – dijo interrumpiendo a la chica - ¿tú y yo? ¿en una cita?
- ¿Y quien dijo que era un cita? Solo te estoy invitando porque mi hermana quiere conocerte – respondió, escondiendo sus verdaderas intenciones de verla y salir con ella, tras una mentirita piadosa, su ego era aun un poco grande - ¿tu hermana?
- Si, salió hace poco de la clínica, luchaba contra el cáncer pero ya…
- ¿Cáncer? – pregunto alarmada – si, Cáncer, pero ya no te preocupes que está bien, gracias a Dios lo combatió como toda una guerrera y no quedan rastros de él – respondió despreocupadamente sorprendiendo a Candice por la tranquilidad y aplomo en su voz, algo que ni ella misma lograba hacer cuando hablaba de la enfermedad que le habia arrebatado la vida a su madre y que casualmente era la misma –Ok… si, será un placer – acepto la invitación de un sonriente Terry – pues entonces nos vemos mañana en la estación del bus, lleva ropa cómoda pero abrigada que hace frio y no quisiera que te me resfriaras, ahhhhh y se me olvidaba el numero uno es mi número de teléfono… puedes presionarlo cuantas veces quieras o lo necesites.
- Terry yo…
- Nos vemos y cuídate Cinderella – se apresuro cortando la llamada - ¿y? – pregunto expectativa Karen – dijo que si… DIJO QUE SIIIII – grito corriendo hasta su hermana y bailando con ella feliz, con su corazón rebosando de alegría – hahahahahaha - Karen reía divertida era la primera vez que veía a Terry reaccionar de esta manera, era la primera vez que el chico mostraba este tipo de afecto – bueno ya el primer paso fue todo un éxito, sin embargo, necesito que me respondas esta pregunta con toda la sinceridad posible ¿de verdad te gusta Granchester? No me gustaría ayudarte a ganarte la confianza de Candice para que luego la lleves a la cama y la dejes como acostumbras hacer – agrego con mirada dura – mocosa… nunca había sentido esto por nadie, es como si… es como si todo mi mundo girara a su alrededor, es como si ella desapareciera y el resto de mi vida perdiera sentido, cada vez que la veo o escucho su voz, mi corazón quiere romper mis costillas, mis pensamientos se nublan, no sé qué decir o como actuar delante de ella, es la primera vez que una chica me hace sentir de esta manera, es la primera vez que alguien me hace sentir que soy una persona diferente – respondió con sinceridad en su mirada y en su voz – entonces… cuenta conmigo – acepto la chica prestar sus servicios y encantos para ayudarlo a ganarse el corazón de su Cinderella, el corazón de la única mujer que había logrado que el corazón de su hermano sintiera amor por primera vez.




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- ¿Dónde estuviste? El Sr. Nishida te espero por horas – pregunto preocupado George al ver entrar a Albert a su oficina con 4 horas de retraso – lo siento George, surgió un imprevisto y…
- Ese imprevisto se llama Candice Blanco, ¿no es cierto? – demando perspicaz, preocupado – no comiences George – dijo Albert algo cansado, había esperado por la joven por más de 3 horas y de nuevo ella no había aparecido - Albert, deja de soñar y baja de esa nube, ocúpate de tus deberes.
- No me digas que hacer George, conozco mis deberes – agrego entre dientes – pues pareciera que Candy te los hiciera olvidar – dijo George enojando a Albert quien lo miro fieramente – perdón… ¿ y qué paso ahora? ¿No llego de nuevo? – pregunto - ¿fue ese tu imprevisto? La esperaste todo este tiempo otra vez, ¿no es cierto? – agrego halando tanto la cuerda que la rompió – SI DIJE QUE SURGIO UN IMPROVISTO, ES PORQUE ASI FUE, ADEMAS, NO ES TU PROBLEMA SI ESPERE POR ELLA O NO, ES MI VIDA – respondió a los gritos bastante malhumorado, hacía varios días ya que no la veía y eso lo había irritado un poco, sus cambios de humor se hacían algo constantes, perjudicando no solo sus negocios sino también sus relaciones interpersonales con su familia y amigos, especialmente con George quien a veces no comprendía su proceder y este era uno de esos momentos – si, es tu vida… tienes razón, no opinare mas sobre ello, permiso – dijo George bastante sentido con las palabras dichas por Albert quien solo cerro sus ojos y suspiro cansado y sorprendido con su proceder ¿Qué pasaba con él últimamente? ¿Qué clase de hechizo había lanzado Candice sobre él que con su ausencia cambiaba por completo?




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- Sussie, ¿Cómo has estado? – pregunto Terry al contestar su cell – no muy bien, de hecho algo enojada y abandonada – respondió la chica bastante molesta con Terry quien se había comportado muy extraño, últimamente no contestaba sus llamadas o sus mensajes, tenia días sin verlo y esto de verdad la estaba preocupando, no comprendía que le sucedía al chico – si, lo sé, perdóname, lo siento, es solo que he estado bastante ocupado con el trabajo – mintió, sin embargo, la única razón era Candice, no tenia cabeza para otra cosa sino para ella, solo Candice ocupaba sus pensamientos, se había vuelto algo tonto y eso le gustaba pero lo cansaba, ese sentimiento de necesidad por la chica provocaba sentimientos confusos, por un lado era emocionante sentirse así por alguien, deseaba estar solo a su lado, ser solo para ella y que ella solo fuera para él, que solo le sonriera a él, que solo Terry estuviera en sus pensamientos, pero, también era algo tedioso, se sentía idiotizado, vulnerable y eso era algo que no combinaba con él – te entiendo – acepto las disculpas fingiendo tranquilidad pero por dentro quería matarlo, solo a ella pertenecían su cuerpo, sus labios, sus pensamientos y deseo - ¿Qué te parece si nos vemos hoy por la noche y nos ponemos al día? – pregunto con voz melosa y seductora, Terry permaneció en silencio, había prometido a Karen que solo estaría con Candice pero técnicamente aun no estaba con ella, así que, no estaría traicionando su promesa, solo era una salida, Susana era solo deseo, lujuria, pasión y sexo, se entretendría con ella y luego cuando Candice estuviese a su lado, la dejaría a un lado – OK, mismo lugar y misma hora – acepto sin siquiera imaginar el camino pantanoso sobre el que se adentraba o los planes de Susana quien no estaba dispuesta a perder y mucho menos en contra de Candice – perfecto… nos vemos pronto – concluyo la rubia sonriente, triunfante, esta sería la noche cuando el heredero de las empresas Granchester seria procreado y ni siquiera Candice podría evitarlo.

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- “No te preocupes Príncipe, todo está bien” – recordó Albert las palabras que Candice dijo la última vez que la vio, le preocupaba su bienestar físico y emocional – el mercado asiático es uno de los mas remunerantes económicamente… - todo se escuchaba lejano, nada importaba solo ella – “nos vemos Príncipe”
- Albert… Albert… ¿A dónde vas? – pregunto George sorprendido cuando el chico se había colocado de pie y abandonaba la sala de juntas tomando por sorpresa a los presentes quienes incrédulos murmuraban – debo verte hada, debo verte y asegurarme de que todo está bien – susurro pensativo mientras descendía las escaleras apresurado en dirección a su única preocupación, en dirección a la sonrisa y calidez que su mundo tanto necesitaba.

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Flashback

- “He decidido vender – musito Candice cuando servía la cena a Ursulla quien la observaba con el ceño fruncido, sorprendida, confundida – necesitamos pagar las deudas y limpiar el nombre de mi padre que tú te empañaste en ensuciar – agrego con mirada dura, mirándola fijamente, no sintiendo ningún tipo de temor o respeto, la mujer delante de ella no era nadie, solo una trepadora cualquiera, una víbora ponzoñosa – hare caso omiso a eso ultimo que dijiste, no deseo ponerme a la altura de alguien como tu – comento observándola con desdén, Candice entrecerró los ojos fastidiada, ya sus insultos no le afectaban – y por lo otro que bueno, porque ya tenemos comprador, aunque todavía no es seguro, el problema es que ofrece muy poco y solo alcanzaría para pagar las deudas – agrego mientras tomaba un bocado de lo servido – nada de eso me interesa, lo único que me importa es limpiar la reputación de mi padre – aseguro firme – además… no seré la única que se quede en la calle – agrego disfrutando la cara de desconcierto de Ursulla quien nunca se imagino ese tipo de respuesta, pero… si ella quería jugar con fuego, con fuego jugaría, lo peligroso era que podía quemarse completita, cosa que le divertía a Ursulla – ¡por nosotras no te preocupes! – exclamo recuperando su tranquilidad, Candice la observo sin comprender – Susana pronto se convertirá en la Sra. De Terry Granchester, así que me preocuparía mas por la suerte que tu y el resto de la servidumbre corran cuando se cierre el trato – Candice abrió sus ojos como platos ¿La Sra. De Granchester? - ¿sorprendida? – demando disfrutando el desconcierto en la mirada de la ojiverde – así es, Susana se convertirá muy pronto en la esposa de Terry Granchester, es más, en este mismo instante están juntos, quien sabe y hasta le este pidiendo matrimonio en estos momentos – susurro mientras el corazón de la rubia se detenía en seco, un vacio se apodero de su pecho mientras su respiración se agitaba, Susana y Terry juntos, seguían… juntos.”

Final del Flashback....

Las piernas de Candice parecían tener vida propia o al menos conocer sus sentimientos, ese sentimiento de desolación, ese dolor en el pecho que producía el nublamiento parcial de su vista, la alejaban más y más, necesitaba estar sola, dejar salir tanta bronca – me mintió, me mintió – se decía mentalmente mientras apresuraba el paso al igual que sus lagrimas lo hacían y salían de sus verdes ojos - ¿Por qué duele? ¿Por qué duele tanto el saber que están juntos? ¿Por qué me importa? ¿Por qué siento este dolor en mi pecho? – esto último lo pregunto en voz alta golpeando su pecho fuertemente, necesitaba engañarse a sí misma y decir que lloraba por dolor físico y no porque le dolía el corazón, nada de esto era por amor, los primeros copos de nieve hicieron su aparición en la noche oscura, el silencio se rompió bajo el hipo de la chica provocado por la retención de sus lagrimas, el frio de la nevada era poco comprable con aquel que helaba su corazón en estos momentos – hada – susurro Albert a sus espaldas quien la había seguido en silencio, cuidando de su más preciado tesoro, Candice dio media vuelta para toparse con la mirada clara y cálida de su Príncipe y justo en ese instantes las lagrimas se liberaron de tan horrible secuestro, Albert la observo sorprendido, confundido pero… entristecido – hada… ¿estás bien? – demando preocupado por la frágil Candice frente a él, la joven solo se abalanzo hacia él, hacia ese pecho que tanto calor y protección le habían dado, necesitaba de Albert, de ese paz que solo él parecía otorgarle, Albert solo cerro sus fuertes brazos alrededor de la débil Candice quien sollozo con fuerza entre los brazos de su héroe, del hombre que siempre había estado a su lado, era ese lugar, precisamente alli donde se hacía pedazos, justo en los brazos del hombre que siempre esta alli para ella, de su Principe, Principe que no habia llegado a querer o amar de la manera en que él lo deseaba, que cruel era el destino.

– Llora mi hada, llora todo lo que quieras, llora hasta que el dolor en tu pecho desaparezca – susurro mientras acariciaba el cabello de la chica y gentilmente la envolvía con su abrigo para protegerla del vil frio, deseaba darle todo el calor de su cuerpo, estaría allí hasta que ella lo deseara, y si moría de hipotermia pues ¡qué demonios! Lo haría por y junto a la mujer que amaba con todo su corazón, lo haría junto al hada que lo había convertido en un Príncipe.

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La respiración de ambos era agitada, la pasión se consumía en un baile desesperado, lleno de lujuria, el cuerpo de Susana se estremecía entre los brazos de Terry, su calor y deseo, el movimiento de ambos cuerpos se hizo más apresurado, el frenesí de llegar a la cima de la entrega se hacía cada vez más necesaria, Terry necesitaba explotar y dejar salir tanto éxtasis de su cuerpo, sin embargo, la mirada azul de Susana llena de locura, se convirtió en una verdosa, llena de decepción y tristeza, provocando que el joven se detuviera en seco, no solamente sorprendiendo a Susana sino a sí mismo, su cuerpo no respondía a sus ordenes deseaba hacerla suya pero este se negaba solo seguía las ordenes de un corazón enamorado y que anhelaba el cuerpo y la entrega de una sola mujer… Candice Blanco; Susana permaneció en silencio, desconcertada ¿Qué demonios había sucedido?; Terry se levanto y tomo asiento a un lado de la cama, pensativo, lejano – tengo que irme – musito colocandose de pie para tomar su ropa y comenzar a vestirse – lo siento – se disculpo mientras abotonaba su camisa y tomaba el resto de su vestimenta para continuar fuera de la habitación, testigo de sus tantas aventuras y noches de pasión, pero que hoy, presenciaba la desaparición del gran catador de mujeres… Terry Granchester y la aparición del hombre locamente enamorado y gobernado por sus emociones.
Susana permaneció estática, no comprendía el proceder de Terry, su orgullo y ego habían sido heridos, sin embargo, no había rabia o ira sino mas bien tristeza y dolor, la lejanía de Terry, su frialdad, la hería y era la primera vez que esto le sucedía, era la primera vez que… que… se entregaba a él con el corazón.

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La nieve había dejado de caer, al igual que las lagrimas de Candice quien ahora yacía sobre la banca de la parada del autobús y junto a ella su héroe, su rubio Príncipe andante, el hombre que cuando más necesitaba de un amigo, de un salvavidas siempre estaba allí para ella, ese hombre de mirada limpia y clara como el océano ¿Por qué lloraba por un hombre como Terry, cuando tenía un hombre como Albert frente a ella?
Albert permanecía en silencio, al servicio de su dulce hada, tenía que protegerla, estar a su lado, hoy, mañana y siempre, no importaba si lloraba por otro hombre, si… lo sabia… sabía que su hada lloraba a causa de otro chico, pero… nada de eso importaba, solo ella, solo confortarla, hacerla sentir mejor era lo importante, no podía pensar en el dolor que esas lagrimas por alguien más provocaban en su corazón, a su lado el egoísmo desaparecía - ¿mejor? – pregunto cuando la chica limpiaba sus lagrimas – si… si – musito sonriéndole levemente al chico quien coloco su mano sobre la suya, Candice solo lo miro en silencio como respuesta ¿Cuándo había dejado de sentir ese cosquilleo en su estomago bajo el toque de su Príncipe? ¿Desde cuándo Albert había dejado de ser el hombre de sus sueños? – debo irme – susurro apenada, contrariando al joven frente a ella – gracias – concluyo besando su mejilla fugazmente, bastante dolida, no podía estar allí, justo al lado de su Príncipe, justo al lado del hombre que tantas palabras, acciones y miradas lindas le regalaba y llorar por otro chico totalmente distinto a él, llorar por patán un como Terry Granchester, llorar a causa de este sentimiento que sin querer había crecido en su corazón.

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Terry manejaba su auto pensativo, el recuerdo de la noche anterior no lo abandonaba ¿Qué demonios pasaba con él? ¿Cómo diablos había fallado en semejante situación?, la imagen de la mirada de Candice lo había desencajado, lo había hecho sentir culpable… si… se sentía culpable – Granchester ¿Te encuentras bien? – le pregunto Karen quien había notado su lejanía, desde el día de ayer estaba raro, en otro mundo – Karen… ¿te hace sentir culpable y vulnerable? – demando confundiendo a su hermana quien frunció el ceño - ¿Qué cosa?
- Esto que quema mi pecho y hace latir mi corazón de esta manera con tan solo imaginar sus ojos, este sentimiento que se apodero de mi sorpresivamente, sin aviso – respondió, Karen solo sonrió – sabes… Albert me pregunto lo mismo ayer por la noche, un poco antes de que regresaras, lo note al igual que tu distante y confundido – agrego recordando la tristeza en el rostro de su hermano mayor – la única diferencia es que tu lo preguntas por que tu ego ha sido herido, pero para a Albert ha sido su corazón… porque eso que te quema y te hace sentir dependiente, es amor, al parecer el tuyo es correspondido o al menos puedes tener una oportunidad pero… para Albert es todo lo contrario, el corazón de su hada ha sido ocupado por un vil duende, que la ha herido y ha provocado que las amargas lagrimas corran por su dulce rostro – esto último fue una réplica exacta de lo dicho por la voz apagada de Albert – es por esto Terry que te lo digo, no juegues con este sentimiento que ha crecido en ti por Candice, porque puedes perder y al igual que Albert sufrir por amor, arriésgate, sin importar nada, porque el dolor del desamor es horrible – concluyo con mirada de dolor, nunca se había enamorado pero… si había visto sufrir a su hermano mayor por este vil y malvado sentimiento… desamor.
Candice caminaba de un lugar a otro, indecisa, deseaba verlo, escuchar su voz pero… el sentimiento de decepción en ella crecía con rapidez, el joven le había mentido y al parecer había caído en su juego – si… Susana tiene razón… solo… quiere llevarme a la cama… ese es su único objetivo – dijo pensativa, recordando lo dicho por Susana y por Ursulla – si, mejor me voy y me olvido de él – agrego, pero algo dentro de ella la detuvo, ese Terry preocupado, dulce, amable y gracioso, la habían conquistado por completo, no podía ser de mentira, ella sentía que era real, ese era el verdadero Terry.
- Ya estamos por llegar – le anuncio a su hermana quien se encontraba un poco expectante y curiosa – pero… ¿Por qué esperarnos acá y no en casa de la Susana? – pregunto – es por su bien, no quiero provocarle ningún tipo de problemas con las brujas… perdón con Susana y Ursulla.
- ¿Las brujas? Hahahahahahaahaahahahaha – reía Karen por la manera en que Terry había llamado a Susana y a su madre, el castaño solo la observo de manera dura.
- No… mejor me voy – susurro dando media vuelta para alejarse, pero cuando el destino de dos personas está pautado no importa las decisiones que tomes de una u otra manera, las cosas pasan como deben de hacerlo, justo en el momento en que comenzaba a alejarse la bocina del auto de Terry sonó deteniéndola en seco y provocando cierta emoción en todo su cuerpo – Where are you going Cinderella? - la fuerte y ronca voz de Terry hizo eco en su cabeza, estomago y corazón, nada funcionaba o respondía a sus ordenes – olvide algo y…
- ¿No seria que más bien que querías romper tu promesa? – demando sonriendo de medio lado, desarmándola por completo – yo… yo… - balbuceaba Candice perdida en el latir fiero de su corazón y en esas oscuras papilas verdiazules que la estremecían – tu vienes con nosotros – afirmo la voz de una hermosa chica quien bajaba del auto de Terry, la joven era alta, de cabello negro y ojos ámbar, sofisticada pero de mirada dulce y amable, sus sonrisa era cálida, muy parecida a Terry, sin embargo, tenia cierto parecido a alguien más, a alguien que ella conocia pero que en estos momentos no rcordaba – Hola… soy Karen – se presento acercándose a ella para luego abrazarla y sorprenderla con su acción – oye mocosa, no me la espantes – bromeo Terry haciendo sonreír a Karen - ¿tú eres su hermana?
- Uju, Karen Granchester – afirmó la joven extendiendo su mano – Candice – dijo aceptando el saludo de mano – mucho gusto Cinderella, ahora si te apresuras podremos llegar antes del amanecer – agregó la chica llevándola a arrastras hacia el auto de Terry quien sonrió divertido con la cara de desconcierto de Candice – móntate – le dijo señalando el asiento del copiloto – no… tu venias acá, yo…
- UH UH, para nada tu eres la invitada, además, si vas en la parte trasera del auto tendremos ciertamente un accidente – afirmo - ¿Por qué? ¿Qué quieres decir?
- Terry nunca miraría al frente – asevero con picardía en su mirada apenándola aun mas - ¡tan linda! – exclamo enternecida – vamos Cinderella, no tenemos todo el día… bueno aunque yo por ti estaría dispuesto a esperar una vida entera – dijo Terry sorprendiendo a Candice quien observo al joven y solo sonrió levemente feliz, sonrisa que levanto el ánimo del chico y le dio esperanzas a su corazón, tal vez esto del amor si resultaría.

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Albert caminaba de un lugar a otro pensativo, distante, no había podido dormir durante toda la noche la imagen presente en su cabeza era la de Candice llorando por otro hombre… y en ese momento la desesperación comenzó a apoderarse de su corazón, deseaba tenerla a su lado para siempre, pero si sus hipótesis eran ciertas y ella amaba a otro… ¿podría hacerse a un lado y dejarla ser feliz? O ¿la retendría a su lado, sin importarle sus sentimientos?

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El día había pasado de manera rápida, entre juegos y compras, el tiempo paso volando, hasta que las piernas de Candice fallaron cansadas de tanto caminar, cayendo torpemente – ¡ouch! – exclamo ya en el suelo - ¿estás bien? – pregunto Terry acercándose a ella de inmediato y bastante preocupado – si… no es nada – respondió tratando de colocarse de pie – ayyyyyy – se quejo cuando su rodilla dolió y ardió – déjame ver – pidió el chico – no… no es nada te dije que estoy bien –insistió recogiendo su rodilla, Karen los observo a ambos era el momento perfecto para dejarlos solos – de todas maneras voy por algo para curarte – dijo – pero… ¿Dónde?
- Ay ya veré, por allí tiene que haber una farmacia – respondió a la chica – y no te preocupes… que te dejo en muy buenas manos – le susurro al oído a Candice quien la observo para refutar ese comentario, sin embargo, la chica ya se alejaba sonriente – ven… déjame ayudarte – dijo el doblándose un poco para prestarle su hombre y que Candice pudiera apoyarse en el para colocarse de pie – despacio… con cuidado – susurro muy cerca de la chica quien sintió el cálido aliento de Terry acariciar su cuello – no te apresures – agrego cuando la chica se apresuraba y arrugaba su cara debido al dolor provocado en su rodilla con su acción, el cuerpo de Candice se estremeció con la cercanía del chico, su pulso se acelero al igual que los latidos de su corazón, por su parte el joven moreno aspiro ese dulce y embriagante aroma a rosas que tanto le gustaba, sintió sin querer la cálida piel de Candice, cuando sin querer había colocado su mano sobre una parte de su cintura descubierta, su piel era tan suave como la había imaginado, sentir su cuerpo tan cerca al de él había despertado sus sentido, su deseo por esta mujer que se había convertido en una clase de droga – gracias… ya puedes bajarme – musito nerviosa cuando habían llegado a una banca cercana – si… de nada – respondió el aun perdido en esos sentimientos que solo Cinderella parecía despertar en él, no había sentido lujuria, había sentido otro tipo de deseo, deseaba hacerla suya si… pero de manera suave y tierna – déjame ver tu rodilla – casi ordeno doblándose y tomando entre sus manos la pierna de la joven quien escondió su rostro sonrojado cuando sintió las masculinas manos de Terry tocar la ahora piel desnuda de su pierna – ¡aishhh! - exclamo cuando había visto la gran herida en la rodilla de Candice quien soltó un pequeño quejido – y todavía pretendías fingir que no te dolía – musito sarcástico - ¿Dónde estará Karen? – pregunto buscando con su mirada a Karen, cuando su teléfono sonó, lo saco de su abrigo y sin siquiera notar quien era la persona que llamaba contesto - ¿sí?
- ¿Terry?
- Ah… Hola Susana – musito, algo sorprendido y tratando de que la rubia frente a él no supiera con quien hablaba, pero ya era tarde Candice había escuchado el nombre de la gusana y las tripas se le revolvían del enojo, por lo que recupero su pie bruscamente lastimando su herida - ¿Qué haces? – pregunto sorprendido cuando vio como la chica se colocaba de pie dificultosamente – me voy… te dejo a solas para que hables con tu amiguita Susana – respondió con sarcasmo, Terry solo coloco los ojos en blanco - ¿Candice? –susurro Susana al otro lado de la línea pasmada, entonces, si estaban juntos después de todo ¿Qué demonios estaba sucediendo?
- Cinderella… espera – pidió olvidando por completo a Susana quien permanecía en silencio escuchando todo – no… no… por favor sigue tu conversación.
- Vamos Cinderella – rogo tomándola por una de sus manos deteniendo su paso – no ricachón, regresa a la conversación con tu AMIGUITA –esto último lo dijo con notable enojo - ¿celosa? – pregunto el chico ahora – hahahahahaahaha, ¡si…. Celosísima! – exclamo con fingido sarcasmo – vamos Cinderella, no tienes porque estar celosa de Susana… solo somos amigos – dijo él, Susana apretó fuertemente su móvil enojada - ¿amigos? Ja, ¿y se puede saber qué clase de amigos pasa la noche juntos? Porque jugando a la casita no creo.
- Pues jugamos al papá y a la mamá – bromeo enojando mas ambas chicas – suéltame Terry, tengo que regresar.
- Pero ¿me puedes explicar cómo regresaras a casa asi?
- No te preocupes por mí, preocúpate por tu amiguita Susana que es quien juega contigo a la casita – agrego irónica liberando su mano – bueno… creo que más bien con Susana juego al Doctor todas las noches pero… es contigo con quien quiero jugar al papá y a la mamá para siempre – el comentario de Terry tomo tan desprevenida a Susana que se coloco de pie y abrió sus ojos y a Candice deteniendo su paso - ¿Qué has dicho?
- ¿De verdad no sabes lo que quise decir con eso? – demando acercándose a ella – si estas enojada por que ayer Salí con Susana – dijo sorprendiendo a Candice por lo clever que podía ser – no lo estés, porque entre ella y yo… no sucedió nada – agrego sorprendiendo a Candice – y… ¿sabes la razón por la que no sucedió nada?
- Que no diga Candice, que no diga Candice, por favor.
- Que diga Candice, que diga que fue por mí.
- Fue por ti… tu rostro apareció de la nada, tu mirada me detuvo por completo – dijo deteniendo el corazón de Candice a quien sus piernas comenzaron a fallar una vez más – eres tú la razón de mi lejanía para con Susana, es este sentimiento que se alojo en mi corazón desde la primera vez en que mis ojos se encontraron con los tuyos – agrego levantando su mano y colocándola sobre la mejilla de Candice quien solo se perdió en esa mirada – cada segundo, cada minuto, cada hora, cada momento del día, TU, estas aquí y aquí – continuo tomando la mano de la chica, colocándola sobre su pecho – mi corazón late de esta manera… por ti – dijo acercándose aun mas a ella, ambas manos de la chica se encontraban sobre el pecho de Terry quien dejaba caer su teléfono para poder acercarla a él aun mas. Susana permaneció en silencio, las palabras de Terry se habían clavado en su cien y apuñalaban su corazón, ella era la razón de su frialdad, de su lejanía, Terry Granchester se había enamorado de – Candice – musitó dejándose caer al sofá con las lagrimas aglomerándose en sus azules ojos, sentía que su mundo se desboronaba de a poco - ¿Por qué de ella? ¿POR QUEEEEEEEEEE??????????? – grito enojada, furiosa - ¿POR QQUEEE??? – repitió lanzando su móvil contra el suelo - ¿POR QUE DE CANDICE??? ¿POR QUE DE ELLA? – pregunto de nuevo halando de las sabanas de su cama, desnudándola por completo - ¿Por qué de Candice y no de mi? Que te di todo… te di todo Terrence Granchester, todo – esto último lo dijo en un hilillo de voz ahogado por las primeras lagrimas derramadas en su vida por causa del amor.
- Eres tú, la dueña de cada uno de los latidos de mi corazón – susurro acercando su rostro al de la ojiverde quien permanecía estática, sorprendida, enamorada – déjame…déjame ser tu Príncipe – susurro ya tan cerca de sus labios que se rozaron con cada palabra – enséñame a serlo – continuo embriagando mas a Candice con su aliento, con su cercanía, con el rose de sus labios a los suyos – yo… yo… - balbuceo antes de cerrar sus ojos y entregarse a los deseos y designios de su corazón y del destino.
- Cinderella… Terry… encontré una… oops – dijo interrumpiendo momento tan perfecto – precisa – musitaron ambos – discúlpenme… ¿interrumpí algo? – demando apenada – ¡no Karen… como crees! – exclamo irónico alejándose de Candice quien clavo su mirada en el nevado piso, bastante nerviosa y decepcionada – bueno… lo siento – se disculpó – no te preocupes mocosa… a ver ¿encontraste algo para curar la rodilla de Cinderella? – demando cambiando el tópico – si… toma.
- Gracias… a ver Cinderella, siéntate para poder curarte – pidió con tono frio, contrariando a la rubia quien solo siguió las ordenes del chico y tomo asiento una vez más – bien… dejame desinfectar esto primero…
-¡AYYYY! – exclamo cuando la herida ardía –ten más cuidado ricachón – dijo irritada golpeando al chico – y aquí vamos de nuevo con lo de ricachón – musito exasperado lastimando la herida de Candice con un movimiento brusco de su mano – ayyyy, eres un cavernícola… dame acá – agrego ella quitando el algodón al chico con brusquedad – o perdóneme Señorita – musito sarcástico – idiota – susurro ella, Karen solo los observo incrédula, simplemente eran un caso perdido, hacia unos segundos estaban cerquísima el uno del otro, a punto de besarse y ahora se trataban como enemigos, no se soportaban, no podía creer lo orgulloso que podía ser el ser humano – ahhhh, no puedo con ustedes – musito la chica mientras ambos chicos permanecían dentro de su acalorada discusión.

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Albert recostó su cabeza sobre el espaldar de su asiento, había estado allí por horas a la espera de la llegada de Candice quien por boca de una de las amas de casa había salido desde la mañana, en el corazón del chico miles de incógnitas se aglomeraban ¿con quién estaba? ¿Por qué o por quien lloraba la noche anterior? ¿Por qué no había asistido a sus citas matutinas por varios días?, la cabeza comenzaba a dolerle, tanta presión por parte de George y tantas preocupaciones, siendo la más importante el bienestar de su hada, agregándole por supuesto el hecho de no saber los verdaderos sentimientos de Candice hacia él.
- Terry…. Te acabas de pasar la parada del autobús – susurro observando como el chico dejaba atrás el punto de encuentro – Terry…
- No te preocupes que nadie notara mi presencia, hoy he venido preparado – dijo colocándose una boina negra, tratando de esconder su rostro – pero…
- No puedo dejarte a esta hora allí… la preocupación no me dejaría dormir – la interrumpió sorprendiéndola con sus palabras, Karen solo sonrió, su hermano sí que sabia como jugar y ganarse el corazón de una chica - ¿tu? ¿Preocupado por mi? – demando a un escéptica – siempre, cada segundo, minuto, hora y momento del día me preocupo por tu bienestar Cinderella – musito clavando su verdiazul mirada en Candice quien solo sonrió como respuesta – ¡touchdown! – exclamo para sus adentros Karen observando la reacción de Candice quien permanecía sonriente – hemos llegado- anuncio el chico desabrochando su cinturón de seguridad para descender del auto y poder abrir la puerta de la chica – oye Cinderella, gracias por tan excelente día – agradeció Karen – la pase de maravilla – agrego sonriente – yo también Karen.
- Espero y podamos repetirlo – sugirió la chica, Candice solo asintió con una sonrisa en sus labios mientras descendía del auto y comenzaba su camino a la puerta seguida por Terry.
Albert se acomodo en su asiento, había escuchado como un auto se acercaba y se detenía frente a la casa de de las Marlowe, pero para su sorpresa del auto se bajo un chico bastante alto, delgado quien llevaba un abrigo negro y boina del mismo color, la cual no permitía distinguir quién era, para su sorpresa no estaba solo, ya que le abría la portezuela de su auto a… - Candice – musito mientras su corazón se detenía en seco por el desengaño.
La chica se detuvo a unos cuantos metros de la puerta, el acercarse significaba peligro – bueno… creo que… es todo – susurro mirándolo fugazmente – si… así parece – acordó él nervioso, ¿Por qué demonios no pensaba coherentemente con ella cerca? Simplemente su mente se quedaba en blanco – bueno… eh… gracias por todo – agrego sonriendo levemente hundiendo su mirada en la suya – fue un placer – dijo perdiéndose en su verdosa mirada, Terry comenzó a acercarse la joven sabía lo que seguía, había esperado por este momento prácticamente todo el día, Terry estaba tan cerca que podía sentir su respiración chocar con su rostro, cerro sus ojos vencida, ya no importaba nada, había perdido frente a Terry desde el momento en que sus miradas se cruzaron por primera vez aquella mañana; Albert apretó sus puños con fuerza entonces… el corazón de Candice era ocupado por otra persona.
(Sweet dream)
- Dulces sueños Cinderella – susurro Terry antes de besar la frente de Candice quien por poco se desmayaba con el suave toque de los cálidos labios de Terry sobre su frente – si – murmuro sin aire, camino tambaleante hasta la puerta de su casa mientras Terry sonreía y ahogaba un grito de felicidad mordiendo sus labios, acababa de experimentar la emoción más maravillosa del mundo y solo había besado su frente; Candice exhalo ya dentro de la casa, débil, con el corazón latiendo fieramente – ahhhh – suspiro recostando su cabeza sobre la puerta y tocando su frente, que sensación tan maravillosa, el mundo se había detenido por completo, no hubo frio, solo el cálido toque de sus labios y miles y cientos de chispas de colores a su alrededor – si me siento así con tan solo un beso en la frente… cuando me bese en los labios me muero – dijo sonriendo bobamente.
- Heyy… Granchester… Granchester – llamaba Karen a su hermano quien permanecía estatico con una de sus manos sobre sus labios, rememoraba tan hermoso y mágico momento, era la primera vez que sentía que el mundo dejaba de girar, era la primera vez que su corazón partía sus costillas con sus latidos desesperados por este amor que le quemaba … si era eso… estaba enamorado…
Albert aceleraba cada vez más la imagen del chico acercándose a Candice, la manera en como aceptaba su beso en la frente, un beso que para cualquiera podía ser insignificante, sin embargo, no lo era y el rostro de Candice a lo lejos, su reacción, fueron simplemente las dagas clavadas en su ahora sangrante y herido corazón…


CONTINUARÁ

Cinderella 8




Flashback


- Candy…¿puedo hablar contigo?.
- ¿Tu? ¿Quieres hablar conmigo? – pregunto la chica sorprendida y bastante esceptica mientras disponía rápidamente la mesa para el desayuno, tenía que estar en Harrots a las 11 - ¿y sobre qué?
- Sobre Terry.
- Sobre… Sobre Terry – dijo la joven aun mas confundida, frunciendo su ceño algo extrañada – no confíes en él – soltó de repente – no lo hagas Candy, solo aléjate de él – pidió tomando la mano de la chica quien posaba su mirada en la chica y luego en su mano sujeta por la de ella – jajajajajajajaja – reía la chica divertida – no es gracioso Candice, solo eres un vino nuevo que desea agregar a su colección, no caigas en su juego, confía en mí – agrego con fingida preocupación y desespero, Candice solo recupero su mano bruscamente – Numero uno… no me importa Terry, ni un poquito, no es mi estilo, es un hombre materialista, egocéntrico y creído – dijo con cierto malestar en su pecho – y dos… ¿yo? ¿Confiar en ti? Por favor – bufo sarcástica – ya puede desayunar Señorita – dijo comenzando a alejarse dejando a Susana más que satisfecha con su reacción – ahhh, y no te preocupes por mí, que hombres como Terry… solo salen con mujeres como tu – concluyo sonriendo fingidamente, verdaderamente afectada por el comentario de Susana.


Fin del Flashback.


- ¿Qué demonios se propone la gusana con todo este teatrito? – se pregunto pensativa mientras caminaba hasta las tiendas Harrots, pero lo que más le preocupaba era lo que se proponía Terry, si Susana decía la verdad, algo que verdaderamente dudaba, Terry solo quería llevársela a la cama – entonces… nada de lo que dijo o diga es cierto – murmuro con notable tristeza en su mirada – todo… era mentira – susurro perdida en los recuerdos de las sonrisas y bromas compartidas – disculpe – se excuso cuando sin querer había chocado con una persona, Terry dio media vuelta, ¿se estaría volviendo loco? Ahora escuchaba y veía a Cinderella en todos lados, pero para su sorpresa, no estaba soñando, era ella, la siguió con la mirada estático, mientras la chica tomaba el ascensor cabizbaja algo apesumbrada – espere… ESPEREN – grito corriendo hasta donde se encontraban los elevadores, sin embargo, la puerta se cerró justo en su rostro, golpeo la puerta del elevador enojado mientras observaba el piso donde podría detenerse, necesitaba hablarle, saber la razón de esa cara larga, cuando ayer sonreía por su regalo, observo una vez mas y vio que el elevador se detenía en el piso numero 7, comenzando su camino a la carrera en dirección a Candice.
- Disculpe…la oficina de…
- Hada – dijo Albert antes de que finalizara su pregunta, el chico había estado esperando su llegada para que no descubriera su mentira blanca, ya pronto se lo diría pero no aun, no quería que Candice pensara que lo hacía por otra cosa, con otros motivo – ¡Príncipe! – exclamo la rubia aun con rostro decaído - ¿estás bien? – demando bajando su rostro hasta la altura de la joven quien al verlo tan cerca hundió su mirada en el suelo nerviosa – umm, solo estoy algo cansada – respondió inquieta – ven…vamos, mi jefe quiere conocerte – agrego tomándola de la mano y sorprendiéndola, la joven se quedo estática debido a lo confuso que resultaba todo esto, ¿Por qué no sentia las mariposas en su estomago? ¿Qué demonios sucedia con ella ahora?, Albert la observo desconcertado, sin embargo, la joven levanto su mirada y le sonrió, regresándole su gesto de confianza, el joven la guio hasta su oficina tomado de su mano.
Terry llego al piso 7 ahogado, su respiración era agitada, sin embargo, en su mente solo estaba la joven rubia - ¿Dónde… Donde estas? – pregunto dificultosamente mirando en todas las direcciones en busca de Candy - ¿la habré confundido? – se pregunto ahora más confundido – si… a lo mejor… la confundí – se dijo – Sir… Are you Ok? – demando uno de los oficiales de seguridad alarmado – Yes, Mike, don’t worry, thank you – le dijo mientras regresaba cansado hasta su oficina algo confundido.
- Candice, este es mi jefe, Albert Grachester – dijo señalando al hombre alto de cabello negro, algo mayor que él – mucho gusto – acordó la joven acercándose al hombre nerviosa y extendiendo su mano – el placer es mío jovencita – acoto George sonriendo dulcemente, calmando los nervios de la chica quien le regreso la sonrisa como respuesta – siéntense por favor – pidió a ambos quienes solo obedecieron – Candy, creo que ya Albert pudo haberte revelado la sorpresa de que has sido seleccionada para recibir una beca de estudio – dijo, la chica solo asintió – tus diseños son muy buenos, por eso me gustaría que luego de terminar tus estudios en la Universidad, te unieras a nuestro staff de diseñadores… ¿Qué dices? – pregunto, Candice abría y cerraba su boca, todo parecía un sueño – pellízcame – le pidió al chico por la bajo quien la observo sin comprender – pellízcame – murmuro entre dientes, el joven solo siguió la orden y le dio un suave pellizco, Candice sonrió satisfecha todo era real - ¿entonces?
- Sí, claro que si – contesto emocionada - Bien, ahora a nuestro segundo punto – dijo el hombre colocándose de pie – Albert me ha contado tu situación y mi consejo como abogado es que vendas la empresa.
- Pero… vender Graphics significaría vender una parte de mi padre, de mi misma – afirmo la joven desesperada – si… te entiendo Candice pero, quedarte con ella significaría ir a la cárcel – continuo George con su argumento – recuerda que el préstamo está hecho a tu nombre y eres tú la que debe pagar.
- No puedo creer que tenga que pagar un dinero que ni siquiera toque – bufo enojada colocando sus ojos en blanco y enlazando sus bazos a la altura de su pecho – ojala pudiéramos comprobar eso, llevarlo a juicio, aunque eso solo significaría más gasto a la larga – agrego, Candice solo suspiro cansada – vende Candice y utiliza el dinero de la venta para pagar toda la deuda y alejarte de la cárcel – aconsejo sintiendo simpatía por la joven – si no hay más remedio – murmuro triste – sin embargo te aconsejo y coloques de condición para vender que el dinero sea utilizado para cancelar la deuda – le aconsejo George a Candice quien hecho su cabeza hacia atrás, no había una salida factible para ella, siempre perdía algo – oye… no decaigas, recuerda que cuando una puerta se cierra otra se abre – le susurro Albert tomando su mano reconfortándola un poco, Candice asintió con una débil sonrisa – bien… ahora si me disculpan debo realizar algunas llamadas – dijo tomando asiento y siguiendo lo ordenado por Albert, Candice no debía permanecer mucho tiempo en el lugar si quería ser él mismo el que le dijera quien era en realidad – si, claro Albert – acepto el rubio colocándose de pie seguido por la joven rubia – gracias – agradeció en un susurro – un placer – respondio – y recuerda lo que te propuse – concluyo antes de que los chicos salieran de su oficina - ¿ya te vas? – pregunto Albert recostado a la puerta y quien no había soltado su mano, la chica no contesto seguía pensativa – te invito a almorzar y así te quito esa tristeza.
- No, no te preocupes, yo estoy bien, además, debes de tener ciento de cosas por hacer – dijo perdiéndose en esa azul mirada tan clara, tan pura, esos ojos que la hacían sentir en paz, Albert solo sonrió y se acerco a ella para besar su mejilla, Candice solo bajo su rostro apbastante apenada, sintienfo como su sangre subia a sus mejillas enrojecidas – ¿nos vemos mañana?
- Uju – asintió liberando su mano suavemente – nos vemos Príncipe – concluyo para comenzar su camino de salida.
Pero cuando el destino lo desea, la vida de una simple sirvienta puede dar un giro de 360 grados, Casualmente Terry salía de su oficina cuando sus ojos se toparon con la imagen de Candice quien caminaba perdida de nuevo en sus cavilaciones – pero… que…
- Terry – lo llamo Albert, sin embargo, hizo caso omiso y siguió a la chica con la mirada hasta que subió el ascensor, en ese momento el verde y el azul se encontraron de nuevo, el corazón de la joven rubia parecía quería explotar dentro de su pecho, sus latidos se aceleraron al máximo, por su parte Terry permanecía perdido en esas hermosas pupilas, esa dulce mirada, ese brillo que lo dejaba sin palabras – Terry – lo llamo de nuevo Albert acercándose a él y justo en ese momento la puerta del elevador se cerro, rompiendo tan mágico momento y conexión – Terry… ¿Estás bien? – pregunto Albert quien miraba el ascensor y luego a su hermano quien permanecía estático, pensativo – Terry…
- Lo siento hermano, debo irme – se disculpo comenzando su camino a la planta baja del lugar a través de las escaleras – Cálmate Candice – se dijo la joven colocando su mano sobre su agitado pecho – solo respira – se aconsejo cerrando sus ojos, sin embargo, la mirada verdiazul de Terry apareció en su mente, deshaciendo cualquier intento de estabilidad – solo respira idiota – se ordeno algo enojada consigo misma, ¿Por qué se sentía de esta manera cada vez que sus ojos se encontraban con los del Ricachón?
Terry descendía las escaleras lo más rápido que sus piernas se lo permitían, tenía la rara necesidad de hablar con ella, de estar cerca de ella, de escucharla, sentirla - ¿Dónde estás? – pregunto cuando no podía localizarla entre tanta gente, sin embargo, cuando es el corazón el que desea y piensa, puedes encontrar una aguja en un pajar, si con ella logras estar junto a la persona que amas, allí justo, saliendo de la tienda noto la rubia cabellera de la chica quien se disponía a salir – CANDY, CANDY – grito el nombre de la rubia mientras se abría paso para llegar hasta ella quien solo miro alrededor sin encontrar a la persona que la llamaba - que raro – exclamo encogiéndose de hombros y retomando su camino bastante extrañada – CANDY – de nuevo su nombre la chica se detuvo en seco - ahora sí que te estás volviendo loca, mira que escuchar la voz del ricachón.
- ¿Es que acaso no me escuchas? – pregunto el chico justo detrás de ella, Candice abrió sus ojos como plato, dio media vuelta y allí frente a ella estaba el castaño – no de nuevo – murmuro cuando los latidos de su corazón aumentaron de velocidad - ¿Qué cosa? – demando Terry quien había escuchado lo dicho y bajaba su rostro para encontrarse de frente con la mirada de la chica – nada, nada Ricachón – respondió huyendo de esos ojos que tan nerviosa la ponían – ¿Ricachón?
- Debo irme – se apresuro la joven – Cinderella espera, ¿Por qué huyes de mi? – pregunto deteniéndose frente a ella con ambos brazos en alto – ja – la joven sonrió irónica y coloco sus ojos en blanco, confundiendo al joven quien pensaba que su relación con la joven había avanzado y ahora podrían llamarse amigos - ¿Ja? – demando el chico algo inconforme con la actitud tomada por la chica – debo irme.
- Cinderella espera – la llamo una vez más con voz rogona – camina, camina, no puedes dejarlo ganar, solo camina – se apresuraba la chica – Candy – de nuevo su voz, Señor ¿por qué se sentía de esa manera cada vez que escuchaba su voz?, sus piernas flaqueaban y deseaban detenerse siguiendo las ordenes de su corazón – vamos Cinderella, no entiendo lo que pasa contigo, se suponía que ya habías aceptado mi amistad, se suponía que ya éramos amigos y ahora…
– ¿Amigos? ¿Tu sincera amistad? Si claro – bufo sarcástica interrumpiéndolo, mirándolo de arriba abajo con decepción, confundiéndolo aun más, la joven se había convertido en un enigma para él, a veces alegre y graciosa, otras triste y sombría, pero la peor era la amargada y orgullosa – ¿Dónde está la verdadera Candice? – pregunto provocando que la joven detuviera su paso y lo observara sorprendida – ¿Por qué la escondes y la alejas de mi otra vez? – demando acortando la distancia entre ambos, Candice permanecía en silencio estudiando al chico delante ella quien la atravesaba con esa mirada tan profunda y leía cada uno de sus pensamientos, todo lo que decía era cierto, esta Candice frente a él era un espejismo, un clon duro y fuerte, clon que escondía y refugiaba a la verdadera Candice de personas como él, personas sin corazón y sin conciencia, personas a las que simplemente no les importaba dañar a otras con sus acciones – debo irme – susurro huyendo nerviosa – si… debo irme – repitió a su cuerpo quien parecía no responder, confundida, aturdida por su corazón, dio media vuelta y camino hasta donde ya se encontraba su medio de transporte, Terry observo como la chica se alejaba, sintiendo un enorme vacío en su pecho ¿Qué demonios sucedía con él? -WAIT… PLEASE… WAIT– grito mientras corría en dirección al autobús – WAIT… PLEASE - pidió desesperado golpeando la parte trasera del autobús para detenerlo – Thank you – agradeció cuando abordaba soprendiendo a la joven quien trato de esconderse tras el asiento delante de ella mientras Terry la buscaba con su mirada y la encontraba y comenzaba su camino hacia ella – Sir, you need to pay - le dijo el conductor amablemente deteniendo el paso del chico quien solo sonrió algo apenado – sorry – se disculpo entregándole su tarjeta de crédito dorada – eh, sorry Sir, but you must pay in cash – agrego el hombre canoso, Candice solo sonrió divertida, la cara de Terry era todo un poema – but I don’t have cash – susurro apenado bajo la mirada de los presentes quienes comenzaban a exasperarse – I’m very sorry Sir because if that’s the case I must ask you to get off of the bus, -
- Idiota – murmuro la rubia incrédula de lo snob que podía ser el joven – hey man, just pay, I have a meeting in ten minutes – le dijo uno de los pasajeros, el chico se encontraba nervioso y para su sorpresa la chica se coloco de pie y pago su pasaje – Sorry – se disculpo con el conductor quien solo sonrió y arranco el autobús – no puedo creer lo idiota que eres, nada mas a ti se te ocurre pagar el pasaje del bus con una tarjeta de crédito – murmuro bajo la mirada dura de los pasajeros y tratando de ocultar lo divertido que era toda esta situación, no podía mostrar debilidad delante de un jugador nato, delante de una persona que solo quería llevarla a la cama – perdón y ¿Qué quieres que haga? No estoy acostumbrado a este medio de transporte, además, los lugares que visito son tan exclusivos que solo aceptan tarjeta de crédito.
- ¡OH PERDONENOS SU MAJESTAD POR SER TAN SIMPLES Y POCO EXCLUSIVOS! – exclamo la chica irónica y ahora si enojada por el comentario tan vacio del chico, tomo asiento y trato de ignorar al joven quien solo siguió su acción – deberías de sentarte en otro lugar, no sea que se te pegue lo pobre – bufo ácidamente, el chico solo sonrió divertido por el comentario de la chica, incrédulo de lo sincera, acida e hiriente que podía llegar a ser – no creo que se pegue, porque sino desde que te conozco se me hubiese pegado lo pobre e igualado – respondió con el mismo tono de la chica quien solo sonrió fingido – parece que gane esta vez – agrego cuando la chica se había quedado callada – tal vez si te comportaras como alguien normal y bajaras de esa nube de lujos, superioridad y observaras mas allá de tus narices, notarias que TODOS, somos iguales – opino recostando su cabeza sobre el espaldar de su asiento, lucia bastante decaída y cansada, cerro sus ojos al mismo tiempo que suspiraba y se relajaba, sentía frustración y desengaño, por un lado ya no quedaba nada del buen nombre de su padre, Ursulla había deshecho el trabajo de toda una vida en solo tres años, Graphics era solo un agujero lleno de deudas y problemas, le preocupaba su futuro, su bienestar económico, a pesar de que el dinero no era su prioridad, pero ciertamente una preocupación y por otro lado, se sentía confundida en cuanto a cierto tema - lo sé, y de verdad siento comportarme a veces como un patán creído, sin embargo, estoy segurísimo de que no somos iguales.
- ¿Qué Quieres decir? – demando con sus ojos cerrados, esperando una tontería o una banalidad – no todos sentimos, reaccionamos, actuamos y pensamos de la misma manera, por ejemplo, tu y Susana son polos opuestos, ella es refinada, sofisticada, sabe lo que quiere y no le importa lo que tenga que hacer para conseguirlo, convirtiéndola muchas veces en alguien calculadora o en una bruja – agrego, Candice coloco los ojos en blanco notablemente molesta – y tu… tu… eres dulce, amable, inteligente, humilde, gruñona y trabajadora, lo opuesto a ella… pero… muy indecisa, aun no sabes lo que quieres y es en eso… en lo que te aventaja Susana – afirmo, Candice recobro su postura y lo observo fijamente con incredulidad, era soprendente la manera como Terry la había descrito, tal cual como era ella realmente pero también le sorprendía el hecho de que por primera vez, dijera algo inteligente (que cruel ^^) – y esa indecisión, ese temor, te lleva a esconderte detrás de esa coraza de piedra, fría y solitaria.
- No es indecisión lo que me obliga a protegerme, son las personas como tú, ricas, creídas, con complejo de superioridad y prepotencia, esas personas como Susana y Ursulla, a quienes, como tú dices, no les importa hacer lo que sea, escúchame bien LO QUE SEA, para conseguir lo que quieren, son precisamente ese tipo de persona, las que me obligan a comportarme de la manera en que lo hago, y si por importarme los sentimientos y los resultados que mis acciones puedan producir en las persona a mi alrededor, personas a las que amo, me convierto en una indecisa, amargada, escondida debajo de un caparazón pues… NO... ME... IMPORTA – respondió ella con seguridad y fuerza, esos elementos que tanto le gustaban de ella, Terry sonrió como respuesta, pero no fue una sonrisa burlona, sino más bien una de comprensión, cosa que la sorprendió – no quiero ser una de esas personas – musito fijando su mirada en el techo del autobús, provocando que la joven fijara su mirada en él una vez más – no quiero que te escondas en mi presencia, quiero que seas la verdadera Candice, la Candice que sonríe sin temor y pelea por lo que piensa y cree – continuo mientras la joven observaba embelesada a este chico frente a ella, era un Terry más maduro, humilde y sencillo – enséñame… enséñame a ser otro tipo de persona, enséñame a ser el tipo de persona a quien amas y proteges con uñas y dientes, ese tipo de persona a quien demuestras como eres de verdad, enséñame a ser como aquel por quien esperas – rogo tomando la mano de Candy repentinamente y quien sintió una cálida descarga electrica recorrer todo su cuerpo hasta llegar a su corazón, el cual deseaba salir de su pecho, mientras su tálamo producía tantas emociones distintas en ella - ¿ A dónde quieres llegar con todo esto? – demando después de varios segundos cuando había recuperado su conciencia de la situación y había recordado lo dicho por Susana – ¿A qué juegas? – pregunto liberando su mano bruscamente, de nuevo buscaba protección bajo su caparazón cuando sus alarmas se habían encendido.
- Llegar a ti, es allí a donde quiero llegar – respondió sorprendiendo a la rubia con su respuesta, pero especialmente por la sinceridad en su mirada - ¿a mí?
- Por alguna razón… la cual aun desconozco, necesito de ti, de tu compañía, de tu sonrisa, de tu mirada, necesito a Candice a mi lado – confeso para su sorpresa y la de la joven quien abrió sus ojos enormemente, Dios ¿Qué era esto que sentía? ¿Por qué se emocionaba con las palabras dichas? ¿Por qué su corazón brincaba de alegría? ¿Por qué deseaba gritar de felicidad? – “no es gracioso Candice, solo eres un vino nuevo que desea agregar a su colección, no caigas en su juego” – las palabras de Susana hicieron eco en su cien provocando que recobrara su aplomo y algo de cordura – no juegues conmigo Terry Granchester.
- Nunca, nunca jugaría contigo Cinderella, eso puedo jurártelo – refuto la idea de la joven – déjame demostrarte que puedo cambiar, que puedo ser un Terry totalmente distinto al que conoces – rogo con desesperación en su verdiazul mirada, Candice lo observo detenidamente una vez más, el historial del chico, su CV, definitivamente no era el mejor, era un jugador nato con las mujeres, siempre lleno de lujos, egocentrista y egoísta, sin embargo, el hombre frente a ella, era totalmente distinto al hombre que describía Susana, o al hombre que ella creía era Terry, no había nada que perder, porque solo era una amistad lo que ofrecía el chico, solo amistad, no había sentimientos raros hacia él y su corazón no estaría implicado, serian solo amigos… ¿Cierto?

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- George… necesito que hagas la oferta.
- ¿De verdad piensas comprar Graphics Albert? – pregunto preocupado, los negocios y el amor nunca pueden mezclarse y Albert pisaba camino pantanoso y muy peligroso, lo que pensaba hacer era un arma de doble filo – si George, de verdad quiero ayudarla…
- Pero… ¿Cómo la ayudas comprando una empresa llena de deudas? – demando George confundido – no lo se George, no lo se, ahorita lo que me interesa es que Graphics no sea comprada por otra persona.
- Albert, no es común que actúes de manera tan impulsiva, además, económicamente...
- George lo sé y te entiendo pero trata de entenderme tu a mí, necesito ayudarla, me duele verla triste, Candice entro aquí – esto último lo dijo colocando la mano en su pecho – su llegada fue tan rápida que me tomo por sorpresa, no me esperaba sentirme una vez mas de esta manera, no me lo esperaba y veerdaderamente nunca creí poder llegar a querer a alguien en tan poco tiempo, yo…
- Albert… déjate guiar por la razón y no por el corazón, no te apresures, han pasado solo meses, no puedes enamorarte de alguien así de rápido – refuto la idea de su joven amigo – lo sé George, yo creí lo mismo, hasta que tropecé con ella por primera vez y me perdí en esas pupilas tan verdes y claras como el mar, se que lo que siento por ella no es cariño o amistad, es amor, es ese sentimiento que quema y te ciega – afirmo el joven revelando al fin sus verdaderos sentimientos por la chica – solo espero que todo termine bien y no te ciegues Albert – concluyo George tomando el teléfono para llamar a Leonel quien era el abogado de Ursulla, todo se haría con la mayor brevedad posible y sin revelar el nombre de la persona que adquiría la empresa, Albert deseaba contarle a Candice todo, pero lo haría en su respectivo momento, George solo esperaba que cuando lo hiciera la chica no se enojara y rompiera el corazón de su amigo con su orgullo.

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- ¡WOW! – exclamo Terry cuando bajaba del autobús justo detrás de Candice quien sonreía divertida - ¿Dónde estamos? – demando con cara de susto observando un lugar lleno de gente y mucho ruido – estamos en el mercado, necesito comprar algunas cosas – respondió la chica caminando con despreocupación – ehhh, no… no… ¿y tiene que ser acá? – pregunto con ruego en su mirada – jajajajaja, que poco duro el Terry que quería ser diferente – asevero con sarcasmo – oye, oye, te dije que cambiaria pero no que lo haría de hoy para hoy.
- Tu nunca cambiaras Ricachón – afirmo la joven con seguridad apresurando su paso para comenzar a perderse entre la gente - ¿ah no? Ya verás Cinderella, ya verás lo que soy capaz de hacer – susurro corriendo tras ella y siguiéndola de cerca, la joven le había dado una oportunidad para demostrarle que era diferente a como ella creía él era y estaba dispuesto a hacer lo que sea con tal de que Cinderella lo mirara con otros ojos.

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- Albert… cariño, necesito hablarte sobre el baile anual – dijo Eleanor desde el living, deteniendo el paso apresurado de su hijo - ¿sobre el baile? – demando algo confundido, eran su madre, Karen y Terry los que se encargaban sobre ese tema, él simplemente se encargaba de mantener la empresa a flote, de dirigirla con seguridad y aplomo, de resguardar el patrimonio de la familia Granchester, el aspecto social, banal y frio de esa sociedad tan snob donde vivía, simplemente le parecía una tontería – claro que si cariño, necesito saber si ya tienes tu traje y que recuerdes que es un baile de mascaras esta vez – le recordó a su hijo quien solo la miro con el ceño fruncido algo fastidiado con el tema – cariño… no pongas esa cara, yo sé que no te gustan este tipo de actividades, que te parecen fría y que solo aumentan el ego de la sociedad donde vivimos, pero… recuerda que nos ayuda a hacer nuevas alianza, además, quien quita y conoces este año al amor de tu vida – agrego con picardía en su mirada – pues en eso te has equivocado mamá – refuto Karen la idea de su madre mientras entraba al living - ¿Qué quieres decir? – pregunto confundida observando a Albert quien incomodo con el tema entrecerraba sus azules ojos y luego a Karen quien sonreía – un momento… eso quiere decir que tu ya… ya tienes chica… ¿Sales con alguien Albert y no me habías contado? – pregunto su madre con reproche en su voz y mirada – no mamá… no como…
- Vamos Grandote, cuéntale a mamá, sobre esa pecosa rubia con la que te encuentras cada mañana, cuéntale sobre la chica que ocupa tus pensamientos y corazón las 24 horas del día – lo presiono Karen divertidísima con lo apenado que lucía el rostro de su hermano mayor – Karen…
- ¡Ahhhh, ya entiendo entonces tus salidas al parque! – exclamo la mujer sonriente, comprendiendo todo – no… solo… solo es una amiga – dijo nervioso – ¡si claro! – exclamaron irónicamente tanto madre como hija rompiendo en carcajadas – aishhhhh – bufo algo enojado el chico, no le gustaba ventilar su vida privada – Albert… ¿Por qué no invitas a tu novia al baile? Así podremos conocerla – opino su madre – Mamá, solo somos amigos – insistió cansinamente – no es mi novia… bueno… no aun – concluyo antes de salir sonriente del living apresurado, dejando a su madre y hermana sorprendidas y con ciento de interrogantes sobre esta desconocida que hacia sonreír a Albert como no lo había hecho en mucho tiempo.

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- ¿Y a que se debe tan buen humor? – pregunto Susana mientras cenaban, algo sorprendida por el buen humor de su madre – hahahaha, digamos que… al fin, al fin romperemos cualquier tipo de parentesco o relación con Candice.
- ¿En serio? ¿Por qué? ¿Qué paso? – pregunto curiosa, Ursulla permaneció en silencio, sonriente – vamos mamá, cuéntame, ¿si? – rogo aun más curiosa Susana – encontré comprador para Graphics – dijo – AHHHHHHH – grito Susana mientras aplaudía feliz por semejante noticia – ¿en serio? Ahhhh, no puedo creerlo, al fin nos desharemos de la maldita de Candy – agrego con placer – a ver y cuéntame ¿Quién es el famoso comprador? – pregunto curiosa ahora por la identidad de la persona que compraría Graphics – no lo sé, según Leonel el hombre quiere mantener su identidad en secreto y a mí la verdad no me importa, lo más importante es que quiere comprar Graphics con todo y deudas, lo cual ayuda un poco a Candice, lastimosamente no irá a la cárcel – esto último lo dijo con un dejo de tristeza en su voz mientras Susana suspiraba incrédula de que de una manera u otra el destino siempre ayudara a Candice – pero no importa, igual quedara en la calle, sin madre, sin padre y pobre, hahahahahahaahaha – dijo entre carcajadas Susana feliz, el dolor de Candice siempre le había hecho sentir una satisfacción enfermiza, desde que su madre se había casado con el padre de Candice había pasado a un segundo lugar en todo, en la escuela, con los chicos y hasta con su madre quien siempre pensaba en una manera de deshacerse de ella y del fantasma de su madre, es por todo esto que cuando Miguel murió en un accidente y su madre paso a controlar todo, disfruto cada una de sus lagrimas, de su dolor, estaba sola sin nadie, al fin todo estaba a su favor, Candice estaba en la calle, sola, sin la ayuda de nadie y eso simplemente la hacía sentir completa y satisfecha.

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- “Albert… ¿Por qué no invitas a tu novia al baile?” – recordó el joven rubio las palabras de su madre mientras ignoraba una vez más la voz de su administrador y la de su consejero financiero, George – tal vez debería invitarla y contarle todo en el baile – pensó – pero... ¿Qué pasa si se enoja y no desea escucharme?... vamos Albert, algún día tienes que decírselo y es mejor que lo hagas tu a que lo haga una tercera persona y así SI será peor
- Albert, las ventas en la parte comestible a disminuido un poco, sin embargo, las ventas del departamento deportivo y femenino han incrementado en un 20% - dijo George notando la lejanía de su joven amigo – Albert…
- “es solo que no puedo comprender el proceder de la gente rica… ¿Qué quieres decir?... pues… creen que el mundo es suyo y el resto solo estamos allí por alquiler” – recordó la conversación sostenida hacia tiempo atrás colocándose aun más nervioso, le preocupaba la reacción de Candice al enterarse que Albert era uno de sus ricachones que ella tanto detestaba y peor aun, que le había mentido deliberadamente – Albert… are you listening to me? – pregunto Mark, el administrador, el chico no respondió – mmm, Mark, you know what? Let’s do this later, Albert is a Little bit tired… he doesn’t feel good, what do you think? – dijo George a un confundido Mark con la lejanía y despreocupación de Albert – Ok, sure – acepto la sugerencia de George – thank you and sorry – agradeció y se disculpo algo apenado – Albert… Albert – lo llamo trayéndolo de regreso y observándolo con mirada dura – ¿si George?... ¿Dónde está Mark? – pregunto algo sorprendido por la ausencia del hombre – Mark se acaba de ir debido a tu falta de interés en el tema económico y administrativo de Harrots – respondió severamente, apenando a Albert – lo siento George, es solo que…
- Tienes la mente en esa chica de nuevo, Albert, se que estas enamorado pero no puedes permitir que el amor te haga olvidar tus deberes como la cabeza de la familia Granchester, recuerda que eres tu quien debe velar por el bienestar de tu familia.
- Eso lo sé George, nunca he olvidado mis deberes como Albert Granchester, sin embargo, creo que ha llegado el momento de preocuparme por Albert, el ser humano que siente y ama – respondió un poco molesto con George por su constante presión – lo sé, sin embargo, me preocupan todas las decisiones que has tomado últimamente…

(Parrot)


- No te preocupes George que si algo sale mal… serán mis errores y mi culpa – agrego con seguridad y colocándose de pie - lo único que me preocupa en estos momentos es la reacción de mi hada cuando se entere que he mentido y que soy uno de los ricachones que ella tanto desprecia – concluyo con la mirada perdida en la nada, vacilante e indeciso.

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“- Terry ya… deja de estar preguntándole a la gente sobre sus ganancias o pérdidas – lo regaño la chica apenada cuando le preguntaba sobre sus ventas a uno de los tantos vendedores del lugar - ¿Por qué?... Si lo hago para buscar una manera de ayudarlos Candy – se defendió el chico – ¿una manera de ayudarlos? – demando confundida – mira Cinderella, toda esta gente pierde cantidades de dinero en impuestos, sin contar, lo que deben de pagar por el alquiler del lugar que ocupan – comenzó con su explicación – y de verdad me parece injusto, muy injusto de hecho, no puedo creer que trabajen tanto y sean muy pocas las ganancias que tienen – agrego sorprendiendo a la chica con la profundidad del tema y su verdadera preocupación – sería muy bueno abrir un mercado donde las personas con negocios solo tuvieran que pagar por el mantenimiento del lugar – continuo pensativo – si, tienes razón pero… es algo muy difícil Terry, no creo que alguien se atreva a formentar este tipo de negocios, perdería dinero – dijo ella bastante a gusto con el tema – si… lo sé – afirmo pensativo – Terry… Terry ¿A dónde vas? – pregunto ahora algo desconcertada por la acción del chico quien se alejaba de ella – TERRY – grito, pero el joven hizo caso omiso – ¡shit! – exclamo colocando sus ojos en blanco, perdería más tiempo del que ya había perdido, la bruja estaría verdaderamente enojada, aunque, después de todo lo que había sucedido entre ellas, ya ni siquiera le importaba –Thank you – agradeció el chico tomado un paquete misterioso, bastante sonriente, Candice aguardaba algo impaciente el chico tardaba algo en regresar, había pensado en irse sin él y dejarlo allí a su suerte, pero… no había podido, la creciente preocupación por el bienestar de Terry no se lo había permitido – toma – dijo Terry a su lado sorprendiéndola y entregándole una bolsa, la chica lo observo expectante – es para ti – agrego colocándolo entre sus manos, Candice lo tomo sin comprender y observo el paquete algo escéptica – no es una bomba, ni nada malo, confía en mí – dijo sonriendo y estremeciendo el mundo de la rubia quien solo comenzó a desenvolver aquello que el chico le había regalado con ansiedad, su corazón latía con fuerza motivado por su curiosidad – pero… oh my God, Terry…
- El que tienes en tu habitación esta algo deteriorado – dijo cuando la chica había descubierto un hermoso portaretrato de madera – creo que es del tamaño exacto de la fotografía de tus padres ¿no crees? – afirmo satisfecho con la reacción de la chica cuyos ojos se habían cristalizados, estaba conmovida – pero… ¿Cómo…
- Lo note la vez que estuve en tu cuarto, había querido comprarlo, pero no había tenido la oportunidad, no quería nada ostentoso o caro, no es tu estilo, deseaba regalarte algo parecido a ti, sencillo pero hermoso – agrego cuando la chica permanecía pasmada, sin palabras – gracias, de verdad muchas gracias – musito sonriente, mientras lagrimas de agradecimiento, conmoción y felicidad salían de sus verdes ojos – aun y cuando sean lagrimas de alegría, no me gusta verte llorar – susurro acercándose a ella para limpiar suavemente las lagrimas que corrían por el rostro de una Candice inmóvil, perdida en la calidez de su toque, de su mirada, del corazón del Terry que había entrado en su corazón, ocupándolo egoístamente por completo”


- ¿En qué momento me sucedió esto? – Se pregunto pensativa, mientras acariciaba el portaretrato y observaba el caracol regalado por él - ¿en qué momento mi corazón comenzó a latir de esta manera, tan fieramente, con tan solo pensar en ti? – agrego - ¿me habré equivocado?... ¿me habré equivocado de Príncipe? – concluyo observando tristemente a Peter.




CONTINUARA.......

Cinderella 7



Terry se coloco de pie con un enorme dolor de cabeza, todo le daba vueltas, camino despacio hasta la sala de baño, donde lavo su rostro y tomo un par de aspirinas, observo a lo lejos a la joven rubia quien dormía plácidamente en su cama, cerro de un portazo sin importarle si la despertaba o no, la bronca dentro de él era inmensa ¿Qué diablos hacia? Si su madre se enteraba que Susana había pasado la noche con él, ciertamente se escandalizaría y lo presionaría hasta comprometerlos, o peor aún, hasta casarlos – eres un maldito idiota Terrence Granchester – se recrimino lavando su rostro una y otra vez, estaba cometiendo errores garrafales y el primero, traer a Susana a su apartamento y todo por borrar la imagen de otra mujer de su cabeza, había tenido sexo toda la noche con Susana, tratando de calmar la ira dentro de él y al final de cuentas no había funcionado, la furia se encontraba aun dentro al igual que la imagen tallada de Candice en su cien y la cual para su mala fortuna se negaba a abandonarlo – Terry… cariño, ¿estás bien? – pregunto Susana del otro lado de la puerta quien había despertado algo asustada – tienes que irte – dijo abriendo la puerta y pasando por su lado para tomar algo de ropa limpia – pero…
- Vístete – ordeno entrando del nuevo al baño dejando a Susana echando chispa del enojo – Idiota – murmuro tomando su ropa y vistiéndose – lo que tengo que soportar… y todo por dinero – agrego mientras se colocaba su sweater – ya veremos qué pasa cuando dentro de mi crezca el heredero de todo esto - susurro observando los lujos presentes en la gran mansión Granchester.
Terry cerro sus ojos mientras el agua cálida de la ducha corría por su cabeza y todo su cuerpo, relajándolo, la figura de la joven rubia no desaparecía, mucho menos el moretón en su ojo sin contar el hecho de que SU NOVIO era el causante, ese pensamiento despertó la ira adormecida por le tibies del agua provocando que golpeara la pared frente a él ¿Qué demonios le sucedía a Candice? ¿Cómo podía estar al lado de un hombre que la trataba de esa manera?, el solo hecho de pensar que otro hombre estaba en el corazón de la chica, que poseía su amor, aumento la ira – ¿Y a ti por que te importa lo que le pase o le deje de pasar a una simple sirvienta como ella? – se pregunto entre dientes mientras salía de la ducha – ella no es nada en tu vida Terry, solo… diversión, eso es todo, solo es un comodín en caso de que te aburras de Susana, eso es todo – concluyo para salir del baño ya vestido y tomar a Susana por uno de sus brazos, la sacaría de su apartamento cautelosamente, sin dejar rastro de su presencia, sin que In la viera, tal cual lo había hecho ya con varias.



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- What else did he say?
- Bueno… hablara con un abogado, le explicara mi problema y luego me dirá las posibilidades que tenemos, aunque para él, lo mejor sería vender – respondió en un suspiro preocupada – a lo mejor es eso lo que tienes que hacer – apoyo la opinión del joven María sentándose a su lado – con ese dinero y lo que consiguió la BRUJA al vender tus propiedades, podrías pagar las tantas deudas a tu nombre.
- ¡Deudas a mi nombre! – exclamo irónica – no puedo creer que tenga deudas de dinero que ni siquiera he tocado – agrego incrédula, cerrando sus ojos tratando de hallar una salida, era increíble que tuviera que pagar dinero que no habia visto o utilizado –don’t worry sweetie, we’ll find a way to get out of this problem – afirmo Sara colocando su mano sobre la de Candice para darle ánimos – I hope so, I really do.
- RING, RING – sonó la campana de la bruja – solo respira cariño, ya falta poco – susurro María a Candice quien suspiraba cansada, se colocaba de pie y tomaba la bandeja con el desayuno servido de la Ponzoña venenosa de Ursulla Marlowe – tiene veneno, ¿no es cierto? – le pregunto a Sara quien solo sonrió divertida – buenos días – saludo Ursulla a Candice quien entraba al comedor y comenzaba a servir el desayuno, notando la ausencia de la gusana – está en su habitación, un poco indispuesta – mintió la mujer cuando noto la mirada insistente de la rubia sobre la silla vacía de Susana – permiso – se disculpo cuando había realizado su trabajo para retirarse del lugar – la brujerzuela está enferma así que no te preocupes en servir su desayuno nana – dijo cuando entraba a la cocina – ¡what a lie! – exclamo Sara captando la atención de las dos mujeres quienes clavaron su mirada sobre ella – she hasn’t come back from her date with Terry – agrego encogiendose de hombros, Candice solo enarco una de sus cejas - ¿Susana esta con Terry? – pregunto con una mezcla de sorpresa e ira en su voz – yes, they went out together and she hasn’t come back yet, I think they spent the whole night together – agrego, la joven solo negó con su cabeza decepcionada, al parecer eran tal para cual – Candice Cariño ¿A dónde vas? – pregunto María al notar que la chica se alejaba en dirección a la puerta – solo… necesito salir, no voy a ningún lado, estaré en el jardín – contesto con cierta opresión en su pecho - ¿Qué demonios te pasa Candice? – se pregunto un poco molesta con lo que sentía – si el idiota de Terry decide estar con la gusana es su problema y no el tuyo – continuo con su reprimenda – además… como dice el dicho, ¡Dios los crea y ellos se unen! – exclamo sarcástica caminando de un lugar a otro enojada – ja, no puedo creer que pensara que era distinto – agrego colocando sus ojos en blanco, incrédula de lo inocente que podía llegar a ser a veces, al parecer el chico solo divertía con ella – ERES UN IDIOTA TERRY GRANCHESTER.
-Gracias – dijo el chico a sus espaldas sorprendiéndo a Candice a quien por poco le da un infarto – aunque aun no comprendo la razón del cumplido – agrego acercándose a ella con su caminar despreocupado, la chica solo negó con su cabeza y entorno sus ojos – idiota – susurro mientras comenzaba su regreso de camino a la casa - ¿molesta porque Susana paso la noche conmigo? – pregunto deteniendo el paso de la joven a su espalda quien solo rio irónica – si claro… molestísima.
- Te mueres por mi, ¿no es cierto? – pregunto cínico dando media vuelta y observándola fijamente, Candice solo trago grueso, ciento de mariposas comenzaron a revolotear en su cuerpo y un escalofrió recorrió su espina dorsal, esa mirada paralizaba su corazón y su cerebro dejaba de funcionar - todas son iguales – dijo acercándose a ella – una cita, palabras bonitas, flores y todo está listo para que caigan en mis redes – agrego frente a ella, Candice permanecía increíblemente en silencio, perdida en esa verdiazul mirada que detenia su mundo por completo ¿Qué demonios pasaba con ella? ¿Por qué no podía contestarle como se debía al patán frente a ella? ¿Qué le pasaba con Terry Granchester? – una caricia y… - Terry no pudo culminar la frase su mano se encontraba sobre la mejilla de Candice pero su mirada estaba fija en el golpe en su ojo – no puedo creer que aceptes que te hagan esto - susurro con su verdiazul mirada apenada sobre el golpe en el ojo de la rubia.
- ¿Qué quieres decir con eso? – demando algo sorprendida, ¿Sabia Terry todo? – no…no entiendo – agrego con el ceño fruncido bastante nerviosa – él que no comprende soy yo Cinderella, ¿Cómo puedes permitirle al idiota de tu novio te golpee?
- ¿Mi novio? ¿Sobre qué hablas?
- Hablo sobre el idiota que te tomaba ayer de la mano y bailaba contigo en pleno campus universitario y tu como si nada de esto hubiese sucedido – respondió entre dientes señalando su ojo – el chico que… jajajajajaja – comenzó a reírse divertida - ¿celoso?
- ¿Yo? ¿Celoso por ti? Yeah right – contesto con ironía aunque por alguna razón era cierto, si estaba celoso, era la primera vez que esto le sucedía con una chica - ¿seguro?
- Claro que si… solo me preocupo por tu bienestar eso es todo – contesto algo nervioso dándole la espalda a la chica, tratando de ocultar como se sentía verdaderamente – además, no me gusta ver este tipo de maltrato en ninguna mujer - continuo con su mentira – mira ricachón, primero, no tienes porque preocuparte por mí, tu y yo no somos nada, segundo, Al es solo un buen amigo y por ultimo creo que lo que me pase o deje de pasarme es MI PROBLEMA – esto último lo acentuó bastante enojada con el hecho de que todo el mundo quisiera meterse en su vida, especialmente el hombre frente quien se revolcaba con Susana cada 5 segundos – Entonces si no fue tu amiguito… ¿Quién lo hizo? - Pregunto acercándose de nuevo a ella con esa mirada preocupada y tono de voz dulce, la joven solo escapo de su mirada, dio media vuelta y comenzó a alejarse – pregunte quien lo hizo, ¿QUIEN TE GOLPEO? – repitio tomándola por uno de sus brazos irritado por el silencio de la chica – RESPONDEME – ordeno apretando con más fuerza el brazo de la chica quien gimió de dolor – ricachón me estás haciendo daño.
- ¿Quién te golpeo? – demando de nuevo haciendo caso omiso de la queja – nadie… me golpee con… con la puerta del baño – mintió para salir del aprieto – no me mientas – dijo entre dientes apretando mas el brazo de la joven - ¡OYE! – exclamo empujándolo fuertemente para liberarse - ¿Qué te pasa idiota?
- Perdón, perdóname Candy, no quería…
- Solo aléjate de mi – pidió enojada retomando su camino de regreso – Candy espera, espera por favor – rogo – tomándola por ambos brazos – no me toques.
- Ok, no lo hare – dijo alejándose de ella y levantando sus manos en alto – perdón, perdóname – pidió, Candice lo observaba confundida ¿Quién era el verdadero Terry? – Es solo que… no me gusta que te hieran – prosiguió, la chica permanecía con el ceño fruncido – bueno… no me gusta que hieran físicamente a ninguna mujer, me parece detestable – agrego rápidamente – whatever.
- Cinderella… espera… - rogo deteniendo el paso de la joven una vez más - ¿Qué quieres ahora?
- Ahhh… bueno…
- ¿Qué? - demando exasperada
- Mi chaqueta… necesito mi chaqueta – contesto rápidamente, fue lo primero que le vino a la cabeza, necesitaba retenerla a su lado aunque fuese unos segundos más, se sentia tan bien a su lado, la joven solo negó con su cabeza incrédula – sígueme – pidió entrando de regreso a la casa seguida por el joven quien no comprendía su proceder ¿Por qué demonios necesitaba tanto de su compañía? ¿Por qué deseaba verla cada momento, cada segundo?, la joven seguía su camino nerviosa ¿Por qué su corazón latía de esta manera cada vez que él estaba cerca?, giro la perilla y entraron a su mundo, el lugar estaba exactamente como Terry lo recordaba, solo que esta vez había banderilla del Chelsea College of arts and design – toma… gracias – agradeció entregándole la chaqueta – de nada – respondió el joven tocando la mano de la joven en el proceso e incomodándola un poco más – bueno ya te entregue tu chaqueta así que puedes…
- ¿Qué hacías en el Chelsea College ayer? – demando interrumpiéndola - ¿Cómo..? ahhh, bueno, al parecer mi Príncipe… quiero decir Al – se corrigió rápidamente, el chico solo frunció el ceño algo molesto – consiguió una beca para mi, con unos bosquejos que le preste hace algún tiempo ya – prosiguió con su explicación – entonces… ¿estudiaras allí?
- Así parece – respondió mientras sonreía nerviosa - ¿Qué es esto? – pregunto tomando un block de dibujo que se encontraba su mesa de noche – no…espera – Candy quiso detenerlo pero ya era muy tarde
- Bien – murmuro colocándolo de regreso - ¿solo eso? ¿Bien? – pregunto molesta – es que… no sé cómo decir esto… pero… no son muy bueno.
- Idiota… ¿Qué podrías saber tú de diseño?
- Mucho… a decir verdad – dijo con autosuficiencia, la chica solo bufo incrédula – me encantas cuando te enojas Cinderella pecosa – susurro acercándose a ella peligrosamente, la joven retrocedio inquieta – una pregunta… ¿estás segura de que no te gusto? – demando observándola de lado - ¿Qué quieres decir? – preguntoo chocando con su peinadora y notando la cercanía peligrosa del chico – pues… el chico del diseño… se parece muchísimo a mí.
- ¿Qué?
- JAJAJAJAJA – el joven comenzó a reír divertido por la cara de susto de la rubia – no te preocupes, será un secreto entre tú y yo – agrego – ¡idiota! – exclamo la joven entornando sus ojos incrédula – oye… oye, respeta que no hablas con cualquiera hablas con Terry Granchester
- Si claro, hablo con Terry Granchester, el hombre más creído e idiota del mundo.
- Podría ser todo eso, pero… te gusto – afirmo enojándola mas – mira ricachón…
- Ok, ok, lo siento, no te enojes – la interrumpió apretando fugazmente la nariz de la joven – pero ya fuera de juego, tus diseños son muy buenos, solo bromeaba – continuo – y otra cosa Cinderella ¿no habíamos quedado en que dejarías de llamarme ricachón? – Se quejo el joven – está bien… Terry – acordó sonriente la chica, olvidando la broma y su supuesto disgusto bastante rapido – oye… que linda fotografía esa – opino acercándose a un corcho colgado sobre una de las paredes de la habitación – NO toques nada y mejor vete ya que si la gusana… digo Susana te encuentra aquí arde Troya – agrego mientras Terry reía divertido – Ok, Ok, ya me voy antes de que la brujita se entere – acepto caminando hasta la puerta en compañía de la joven.
- Maldita – dijo Susana entre dientes saliendo del baño y quien había escuchado toda la conversación, había entrado a la habitación de Candice en busca de su firma para llevársela a un falsificador profesional y poder disfrutar del dinero de la venta de sus propiedades, cuando escucho la voz de esta y de Terry - MALDITA SEAS CANDICE BLANCO, JURO PISOTEARTE COMO A UN SUCIO GUSANO – concluyo lanzando al piso la fotografía de la chica junto a su familia, esta historia entre Candice y Terry tenía que terminar ahora, antes de que el muy idiota se enredara con ella y ella pasara a segundo plano.

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- Señor… ¿sabía usted esto? – pregunto George al rubio, mostrándole los documentos sobre la empresa Graphics – Ursulla y Susana son… son las brujas – susurro sorprendido - ¿Cómo dijo Señor?
- Nada George – contesto leyendo con cuidado los documentos traídos por el hombre - ¿no hay manera de salvar la empresa sin tener que vender? – pregunto después de algunos minutos – no Señor, la empresa está hundida en deudas, así que, lo mejor sería vender y pagar parte del dinero.
- ¿Y qué averiguaste sobre la venta de las propiedades?
- Pues… han vendido todo, el problema es que nadie puede tocar ese dinero, solo la Señorita Candice – respondió – no quiero parecer metiche Señor, pero mi consejo para su amiga seria vender y unir ese dinero al ya ganado con la venta de las propiedades y pagar las deudas que tiene.
- ¿Las deudas están a su nombre? – pregunto asombrado – pero…
- Al parecer, los préstamos fueron realizados a su nombre y utilizando su firma – interrumpió al rubio para explicarse aun más – aunque por lo que me dice creo que la Señorita Blanco no sabía nada de esto, Señor si la joven no cancela las deudas, es ella quien va a la cárcel y no la Sra. Ursulla y la Srta. Susana quienes han sido la que han disfrutado del dinero.
- ¡Dios Santo! – exclamo el chico preocupado apoyando su cabeza sobre sus manos, ¿Cómo ayudarla? Si Candice utilizaba todo ese dinero para pagar la deuda, quedaría prácticamente en la calle, tenía que hacer algo para ayudarla pero… ¿Qué?

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- Aquí tienes – dijo Susana lanzando la caligrafía de la firma de Candice sobre uno de sus diseños – perfecto… con esto bastara para poder utilizar el dinero restante y vender la empresa – dijo la mujer tomando la hoja y guardándola en un lugar seguro, Susana tomo asiento pensativa, el enojo no se marchaba, sentía cierto malestar en su corazón, el solo hecho de imaginar a Terry junto a Candy hacia hervir su sangre - ¿estás bien? – pregunto su madre al notar cierto enojo – si, no es nada que no pueda manejar.
- ¿Segura? – Insistió – si, no te preocupes, no es nada – concluyo para salir del escritorio en dirección a su habitación - ¿Qué pasa contigo Susana? – Se pregunto la chica observando su reflejo en el espejo, sentía una fuerte opresión en su pecho – “me encantas cuando te enojas Cinderella” – recordó las palabras dichas por Terry – No puedo perder contra ella, no… no puedo perder a Terry… no puedo.

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- SURPRISE – grito Karen sorprendiendo a Terry cuando este entraba a su habitación en casa de su madre - ¿Karen?
- Pues claro tonto y además vivita y coleando – agrego caminando hasta él – Karen yo…
- Tu nada, abrázame y ya está – lo interrumpió lanzándose a los brazos de su hermano a quien había extrañado muchísimo, Terry solo sonrió y cerro el abrazo ¿Cuánto tiempo hacia desde la última vez que lo había hecho? – te extrañe muchísimo Granchester – dijo en un suspiro la chica feliz de poder estar de regreso con su familia pero especialmente por poder ver a Terry y estar a su lado – y yo a ti mocosa – afirmo besando dulcemente la frente de la chica – ahora si… cuéntame sobre tu vida ¿Cómo has estado? Albert me conto que te encargabas del departamento publicitario de la tienda pero… ¿Cómo te sientes con tus nuevas obligaciones? – pregunto rompiendo el abrazo y tomando asiento en la cama del chico – pues… nada mal, de hecho me gusta aunque no tanto como a Albert, claro está – respondió imitando la acción de su hermana – Karen yo… quiero disculparme por no…
- No te preocupes Granchester, todo está bien, te entiendo, pero me hubiese gustado que fueras a la clínica aunque sea una vez – interrumpió rápidamente la disculpa de su hermano quien sonrió débilmente – hey, ya estoy bien, mírame – afirmo colocándose de pie y modelando para él – el cáncer no pudo conmigo, estoy viva, así que no hay motivos para estar tristes, ¿OK? – agrego, Terry solo sonrió tranquilo y feliz de tenerla de regreso – oye T, ¿no sabes quién es la chica que tiene a Albert de esa manera?
- ¿Qué quieres decir?
- Pues… lo veo algo preocupado y por lo que se las tiendas van de maravilla, así que me imagino que esta así por una chica, ¿o acaso me equivoco?
- Pues no te equivocas mocosa, al parecer el grandote está enamorado, aunque todavía no se su nombre, nadie la conoce o sabe de ella.
- Mmmm, ya veo, así que sigue igual de reservado – murmuro pensativa – oye Terry, ¿Qué tal si tu y yo jugamos a los detectives y averiguamos quien es esta chica? – pregunto con picardía en su mirada – oye Karen, ¿no crees que ya estas como que grandecita para jugar al detective? – demando Terry con el ceño fruncido – y tú sigues siendo el mismo obstinado y amargado de siempre – asevero besando la mejilla de su hermano quien solo sonrió a carcajadas – vamos… ayúdame ¿sí?, vamos Granchester, así podremos ayudarlo – rogo con puchero – no Karen, recuerda que la última vez que quisimos ayudar, le arruinamos la cena de aniversario cuando salía con esta chica… ay no recuerdo como se llama.
- Kristina, Terry, su nombre es Kristina.
- Bueno esa, así que esta vez, estás sola, no quiero tener problemas con Albert otra vez – agrego dejándose caer sobre su cama – Granchester.
- ¿Mmm?
- ¿Puedes llevarme a Greenwich market?
- ¿Qué?
- Por favor… de verdad quiero ir, por favor.
- Ok, pero no hoy, quizas el próximo fin de semana.
- Gracias, bueno ahora si molesto a alguien más – dijo colocandose de pie – yes… please.
- ¡Asshole! – exclamo entornado sus ojos – bye – concluyo para salir de la habitación del chico quien suspiro profundamente y cerro sus ojos, era bueno tener cerca a Karen, sin embargo, ese suspiro tenia nombre y apellido y no era precisamente el de su hermana.

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- “No quisiera vender el trabajo de toda una vida de mi padre” – recordó la suave voz de la rubia – “Señor si la joven no cancela las deudas, es ella quien va a la cárcel” – las palabras de George hacían eco en su cabeza, Albert suspiro dejando caer pesadamente su cabeza hacia atrás.
Moo jwe

Flashback

- Pero… ¿Albert has perdido la razón? – pregunto George escandalizado con la idea del chico – si, parece una locura George pero… es la única salida.
- Albert, esa empresa está llena de deudas, sin contar la mala fama que Ursulla le ha dado, no podemos arriesgarnos de esa manera.
- Se que es un riesgo George pero…
- Albert, no puedes dejar que tus sentimientos nublen tu razón – lo interrumpió George de inmediato – ¿y qué tal si solo nos asociamos?
- No Albert, ninguna posibilidad nos favorece, si compras o te asocias con esa empresa, solo obtendrás perdidas – contestó de inmediato.
- ¿Qué puedo hacer para ayudarte hada? ¿Qué puedo hacer para que mantengas la empresa de tu padre a flote?

Final

- Al ¿estás bien? – pregunto Karen quien había entrado al escritorio de su hermano algo preocupada por él – si, es solo el trabajo – mintió – vamos grandote, no me mientas, ¿Qué pasa? – insistió haciendo sonreír a su hermano, al parecer Karen no había perdido su perspicacia – es solo que… deseo ayudar a alguien y…
- ¿una chica?
- Un hada diría yo – respondió mientras sonreía con el recuerdo de la rubia – mmm, ya entiendo pero ¿Qué problema tiene?
- Bueno, en resumen, su madrastra y hermanastra la han hecho la vida de cuadritos, sin contar el hecho de que han endeudado la empresa de su familia, dejándola prácticamente en la calle.
- ¡Vaya… una Cinderella moderna! – exclamo – podría decirse.
- Y… ¿Te gusta? – pregunto, Albert solo la observo fijamente, nunca se había hecho esta pregunta, pero… si, le gustaba y mucho, nunca se había sentido de esta manera, sentía necesidad de su sonrisa, de su mirada, la necesitaba a ella cada segundo, minuto e instante, era como una droga, una droga que lo ayudaba a seguir día a día – Al – lo llamo su hermana al no recibir respuesta – ¿mmm?
- ¿Do you like her?
- Yes, I do like her – respondió mientras sonreía algo sorprendido de su confesión – entonces… haz lo que tengas que hacer para ayudarla, no dejes escapar el amor grandote.
- ¿Amor? – pregunto confundido observando a su hermana – obviamente no solo te gusta y eso lo sabes – respondió guiñándole – así que adelante grandote, que no hay nada que TU no puedas hacer – concluyo besando la frente de su hermano para salir del escritorio, después de haberle dado el empujón necesario.

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Candice observaba su reloj una y otra vez, su Príncipe estaba atrasadísimo, habían pasado más de 20 minutos de la hora acordada y el chico no aparecía, aspiro profundo y cerro sus ojos, el frio del invierno ya se sentía en el ambiente, al igual que la nostalgia de extrañar a sus padres la cual no desaparecía, extrañaba el aroma de su madre y la sonrisa de su padre, extrañaba el tiempo que pasaban juntos divirtiéndose y comprando los regalos de esta época, extrañaba el poder sentirlos, verlos, hablarles, respiro hondo una vez mas y dejo caer su cabeza hacia atrás pudiendo observar el oscuro cielo de Londres, era eso lo que no le gustaba de esta ciudad, era… muy oscura y triste, la mayoría del tiempo solo había nubes negras y oscuridad – Miss – la llamo una voz desconocida, Candice retomo su postura y observo al joven delante de ella – This is for you – dijo ahora el chico mostrando un enorme oso de peluche marrón, Candice frunció el ceño confundida – I’m sorry but…
- It’s a gift… from your Prince – la interrumpió, la chica solo sonrió comprendiendo – but where is he?
- He can’t come today so he sent one of his loyal officer – contesto entregándole el oso de peluche – ahhh… well Thank you – agradecio aun sorprendida – you’re welcome – concluyo el chico haciendo una pequeña caravana para alejarse – jajajajajajaja – Candice reía divertida, que ocurrencias tenia Albert – mmm… así que Tu eres su leal oficial – dijo con el oso frente a ella – a ver… y… ¿Cuál será tu nombre? – pregunto estudiándolo detenidamente – uuu… ¿Qué es esto? – demando cuando sus ojos se encontraron con un sobre blanco atado al oso – mmm… ¿será una carta de amor? – le pregunto al oso – eres muy tímido… ¿lo sabias? – opino sonriente, tomo el sobre y saco la nota que se encontraba dentro

Mi querida Hada:
De verdad siento no poder asistir a nuestra cita matutina, mi jefe me ha pedido lo acompañe a ciertas reuniones y no he podido negarme, sin embargo, he enviado a mi leal oficial, su nombre es Peter y tiene como labor principal estar siempre a tu lado y hacerte sonreír cuando te sientas triste. Por otra parte he conseguido un buen abogado, quiere verte mañana mismo, así que te espero en la tienda Harrots, es allí donde trabajo, espero con ansia y felicidad el día de mañana porque podre verte, cuídate.
Tu Príncipe.

- Ahhhh, Mi Príncipe – dijo la chica en un suspiro, ya no había frio, solo la cálida briza provocada por el regalo y las palabras de su Príncipe – “espero con ansia y felicidad el día de mañana, porque podre verte”
- Ahhhh – ahogo un grito de felicidad cuando hundía su rostro en Peter y se imaginaba que eran los brazos de su galante Príncipe.

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- Aquí tienes la firma de Candice – dijo Ursulla entregando el poder firmado por la chica – ahora sí, libera el dinero, que necesito comprar algunas cosas – agrego tomando asiento en la oficina del abogado de la familia, Leonel tomo el documento y lo observo detenidamente, no podía creer que Candice lo firmara – ay por favor Leonel, termina de entender que Candice hace lo que se le ordena y punto – agrego, sin embargo, el hombre permanecía en silencio, estaba seguro que Candice no firmaría nada después de conocer su realidad financiera, pero… era su firma, su caligrafía - ¿y entonces?
- Ursulla… yo te recomendaría que mejor utilizaras ese dinero para pagar la deuda y comenzar a forjar una nueva imagen de Graphics, así…
- Cállate Leonel, de verdad no tengo tiempo para esto – lo interrumpió algo molesta – pero Ursulla, es la empresa de Miguel, Graphics era su vida.
- Miguel está muerto, ¿Cuándo vas a comprenderlo? No me importa lo que le pase o le deje de pasar a esa empresa, así que comienza a buscarle venta porque ya no quiero tener ningún tipo de relación con ella.
- Pero Ursulla…
- PERO NADA LEONEL, pensé que te había quedado claro – lo interrumpió bastante molesta y exasperada – libera el dinero y avísame cuando pueda usarlo – agrego cerca de la puerta – y recuerda, ni una palabra sobre la venta a Candice, porque te aplasto como a un gusano – lo amenazo fieramente, Leonel solo asintió mientras la mujer salía de su oficina, no deseaba tener una enemiga tan fiera como Ursulla Marlowe, quien a pesar de no tener una gran fortuna en estos momentos, era muy conocida y respetada, así que era mejor no meterse con ella y mantenerse tristemente al margen de la situación

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- What’s that?
- A gift.
- A gift from who?
- From my Prince – respondio la chica tomando asiento – from your Prince?
- Yeah, he could’t come to our date… so he sent his loyal officer to take care of me – contesto tomando entre sus manos una taza de chocolate caliente servido por Sara – ¡How cute! – exclamo la mujer sonriente tomando las manos del oso de felpa – but what about our problem?
- well, I have to go to Harrots tomorrow morning – respondio mientras sorbia un poco del liquido humeante para calentar su cuerpo - I’ll meet his friend there – agrego, la mujer solo asintio comprendiendo todo – he seems a nice guy.
- HE IS A GOOD GUY – afirmo sonriente mientras apretaba la mejilla de su oso de peluche.
- ¿Para qué querrá ver a un abogado la huérfana inmunda? – se pregunto Susana alejándose de la entrada de la cocina y quien había escuchado la conversación - ¿y quién es este tal Principe?... ¿será Terry?... no, Terry no saldría con una simple sirvienta como ella, se acostaría con ella, pero no saldría con ella – se decía la chica mientras se dirigía pensativa a su habitación – “me encantas cuando te enojas Cinderella Pecosa” – recordó las palabras dichas a Candice por el chico - ¿podría ser que… no Susana, eso es imposible Terry nunca se enamoraría de una sirvienta pero… entonces ¿Quién es la persona que conoce, llama Príncipe y trabajo en Harrots?
- ¡Ahhhh, que guapo eres! – exclamo colocando el oso justo al lado de su cama – mmm, tan guapo como tu jefe – aseguro – si, ya lo sabía – afirmo pretendiendo ser el oso – aishhhh, aunque a veces eres muy creído, tan creído como el ricachón – agrego colocando sus ojos en blanco y caminando hasta su baño, hasta que sus verdes ojos se toparon con una cajita sobre su mesa de noche, frunció su ceño algo escéptica y camino hasta la cajita, la cual tomo entre sus manos y observo detenidamente – mmm ¿Qué será? – demando pensativa – UNA BOMBA – grito abriendo enormemente sus ojos – jajajajajajajajaja – rio divertida por su ocurrencia – mmm… o a lo mejor una manzana envenenada – continuo con sus ocurrencias sacudiendo el paquete – o mejor aun… una aguja encantada… jajajajajajajajjaja, asi vendria mi adorado Principe rubio a despertarme con un beso – prosiguió mientras mordia su labio inferior – ayyy, bueno… veamos que es – agrego abriendo la caja cuidadosamente, desenvolviendo el papel seda y descubriendo un hermoso caracol de mar color champagne – ¡wow!!! – exclamo estudiándolo con detenimiento mientras sonreía feliz – pero… ¿Quien – la joven no termino de formular la pregunta cuando sobre el suelo noto la existencia de una pequeña nota, algo confundida la tomo entre sus manos.
(Sad Story)

Querida Cinderella:
Espero y el sonido de las profundidas del mar, te ayude a recordar a tus padres y a sentir ese grande y extenso amor que ellos aun, estén donde estén, sienten por ti.

Candice tomo la ostra y la coloco cerca de su oído pudiendo escuchar el sonido del mar, recordando los cálidos brazos de su madre rodearla fuertemente y las manos de su padre sobre las suyas, sintiendo una enorme calma olvidada; La joven rubia abrió sus ojos después de un largo tiempo, su corazón latía pausadamente, tranquilo, ya no había vacio, ni dolor, solo una gran alegría e inmensas ganas de seguir adelante, sonrió enternecida – “no llores Cinderella, porque cada vez que lo haces, un hada muere en el mundo mágico”, “y otra cosa Cinderella ¿no habíamos quedado en que dejarías de llamarme ricachón?”… Terry… - susurro entre un profundo suspiro, mientras la imagen del joven moreno sonriendo aparecía en su mente, provocando el revoloteo de millones de mariposas en su estomago y una extensa sonrisa en su rostro.
- Sonríe Cinderella Pecosa, sonríe como solo tú puedes hacerlo, con el alma y corazón.


CONTINUARA…………………………………………………………………………………………………………………………