
CAPITULO 2
– Fíjate por donde caminas idiota – dijo colocándose de pie mientras se limpiaba su mojado y ahora mugriento pantalón - ¿perdón? – pregunto confundido, el corazón de Candy se detuvo en seco - esa voz… esa voz… - se decía mentalmente mientras que de a poco y nerviosa subía su rostro – ¡Tu! – exclamo sorprendida y perdida en su azul y dulce mirada mientras sonreía tontamente – sí, soy yo y tu eres tu – bromeo el chico con una gran sonrisa en su guapo rostro – sin embargo aun no se tu nombre, ni de dónde te conozco – siguió con la broma observando fijamente a esta hermosa desconocida frente a él – jajajajajjajaja – seguía Candice con su sonrisa medio tonta – perdona soy Candy – dijo tratando de recuperar su postura – ¡lindo nombre! – exclamo poniéndola más nerviosa – soy Albert – agrego extendiendo su mano para recibir la pequeña y suave mano de la chica quien se estremeció bajo el contacto del joven rubio – ya va, ya va – se dijo observándolo confundida – debo estar soñando, si eso es, estoy soñando – agrego pensativa – debí quedarme dormida una vez más sobre la banca del parque – continuo su conversación negando con su cabeza - ¿soñando? – demandó confundido – sí, claro que sí, es la única manera en que tú, mi Príncipe este aquí, frente a mí y que además hables español – respondió provocando una sonora carcajada en el chico - ¿tu príncipe? – pregunto aun más interesado en el tema – si… tu, mi príncipe – afirmo seriamente – pero debo despertar, no puedo quedarme dormida así – se reprocho – bueno… espero verte pronto… mi rubio encantador – concluyo acercándose a él y colocándose de puntillas para depositar un dulce beso sobre la mejilla del rubio quien llevo la mano a su rostro y la observaba confundido ¿la chica frente a él estaba loca o jugaba? – bye – se despidió con una enorme sonrisa, Candy suspiro triste, no quería salir de tan hermoso sueño, pero tampoco podía seguir dormida en el parque – solo hazlo – susurro cerrando sus ojos y pellizcándose fuerte - ¡ouch! – exclamo por el dolor - ¿estás bien? – demando preocupado Albert - ¡ahhh! – exclamo llevándose las manos a su rostro – es real – se dijo en un susurro cabizbaja - ¿te encuentras bien Candy? - pregunto el chico acercándose a ella quien con respiración agitada y muy apenada observo los pies del chico – uju – asintió asustada no queriendo verle la cara – adiós – musito dando media vuelta para alejarse rápidamente pero la mano del chico no lo permitió - ¿Qué paso? ¿Por qué te vas? ¿No se supone que soy tu príncipe? – pregunto divirtiéndose un poco con la situación – perdón, perdón… yo no quería… pensé que solo soñaba… perdón – se disculpo muy apenada con la mirada clavada en el suelo, sus mejillas ardían enrojecidas – ok, ok, empecemos de nuevo – opino – Hola ¿Cómo te llamas? – pregunto fingiendo no conocerla – yo soy Candy – respondió la joven levantando su sonrojado rostro pero huyendo de su azul mirada – y yo soy Albert – dijo extendiendo su mano una vez más para recibir la de la joven rubia entre la suya – mucho gusto, soy el príncipe de tus sueños – agrego bromeando - ¡tonto! – bufo entre sonrisas, enganchada mas al chico – entonces hablas español – dijo comprendiendo ahora, el chico solo asintió - ¿Quiénes son las brujas? – demando señalando una de las bancas cercanas para tomar asiento – las personas con las que vivo – contestó en un suspiro – aunque no debería de hablar contigo, eres un extraño – agrego – no soy un extraño, soy tu príncipe – afirmo con seguridad sonrojando a la rubia – eres una tonta Candice – se reprocho en un susurro escuchado por el joven - ¿siempre haces eso?
- ¿Qué cosa? - pregunto confundida – eso de hablar sola y en voz alta – respondió provocando que se pusiera tan roja como un tomate – si, normalmente lo hago – dijo colocando el rostro entre sus manos para esconderlo – hey… no escondas tan hermoso rostro – reclamó – y si no es mucha intromisión, explícame mejor eso de las brujas – pidió curioso – bueno… las brujas son mis jefas, las mujeres con las que vivo como ya te dije – respondió dejando caer su cabeza hacia atrás para observar el azul cielo, algo raro en Londres y más al comienzo del otoño - ¿vives con las personas para las que trabajas?
- ¡Eres un rubio muy curioso! – exclamo haciendo sonreír al chico – y tu una rubia loca – dijo siguiendo la broma -¡oye! – exclamo golpeándolo – ouch!
- Perdón ¿estás bien? – se disculpo apenada – ay por Dios mira la hora – dijo observando su reloj – tengo que irme, un placer y disculpa tanta locura – agrego colocándose de pie rápidamente - ¿te veré de nuevo? – pregunto deteniendo su paso – tal vez – respondió mordiendo su labio inferior y alejándose del lugar pensativa y aun apenada – eres una tonta Candice – se recrimino pensativa – mira que decir tantas estupideces juntas – agrego deteniéndose esperando la luz verde para el paso peatonal.
(Yeo haeng gi)
- Si, Susana, ya estoy llegando – respondió el joven cansinamente, no notando que se detenía sobre la línea peatonal.
Candice observo la acción sorprendida y enojada, no podía comprender como la gente rica podía creerse mejor que los demás ¿Por qué tenía ella que cruzar la calle esquivando el auto, si era él quien se interponía en su camino? - ¡idiota! – bufo antes de colocar las manos sobre la capota del auto para subirse y caminar sobre el bajo la mirada sorprendida de su conductor - ¡What the hell! – exclamo Terry saliendo enojado de su auto – gracias – dijo ella cínica siguiendo su camino – Hey ¿Where are you going? – pregunto el joven tomándola por uno de sus brazos - ¿perdón?
- ¿Sabes cuánto vale ese auto? – demando entre dientes – ni idea y tampoco me importa – respondió algo sorprendida de que el chico hablara español, liberándose bruscamente para comenzar a alejarse – estás loca, ¿Cómo se te ocurre caminar sobre mi auto? – preguntó interponiéndose en su camino una vez más - ¿Por qué? Mmm… veamos… tal vez sería porque estabas en medio de la línea peatonal idiota.
– Tú no te vas de aquí – dijo tomándola fuertemente por uno de sus brazos - ¿Qué? – pregunto sorprendida observando su brazo y luego al chico – suéltame o grito – lo amenazo mientras Terry con su mano libre marcaba a la policía - ¿Qué haces? – demando – llamo a la policía – contestó – por favor – bufo la joven incrédula – ¿sabes qué? Hazlo, así me dan la razón – agrego con autosuficiencia – si claro…
- Vamos, eres tú el que está delante de esa línea y hasta donde sé, eso merece una multa aquí y en cualquier parte del mundo – agrego con una sonrisa cínica – mira, mira ¿sabes quién soy? – pregunto – no y tampoco me importa.
- Soy…
- Ay por Dios cállate de una buena vez, puedes ser el príncipe de Inglaterra, el problema para ti es que a MI me da igual – lo interrumpió - y para colmo… no tienes la razón, así que bye – concluyo liberando su brazo y alejarse rápidamente – HEYYYY, HEYYY – grito Terry pero ya la luz estaba en verde y miles de bocinas resonaban - ¡Maldición! – exclamo enojado montándose en el auto y azotando la portezuela – MOVE THE DAMN CAR – grito el hombre detrás de él - ¡fuck you! – Respondió - ¡Idiota! – exclamo la chica colocando sus ojos en blanco camino de regreso a su cárcel.
(Final de la canción)
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- Buenos Días Señor – saludo su secretaria al joven rubio quien solo sonrió – Buenos días Albert – lo saludo ahora su fiel mano derecha George – Buenos Días amigo – respondió el saludo mientras se quitaba su saco – su café Señor – dijo Clara colocando el humeante liquido sobre el escritorio – gracias – agradeció tomando asiento – aquí tienes los documentos referentes al nuevo departamento deportivo.
- “Mi príncipe” – escucho la suave y cantarina voz de Candy, Albert solo sonrió divertido - ¿Albert estas escuchando? – pregunto George - ¿Mmm?, no perdón – se disculpo sonriente - ¿estás bien? – lo interrogo ceñudo – creo que si – respondió con su pensamiento fijo en una sola cosa… su rubia pecosa.
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- Where were you? – pregunto Sarah preocupada – en el parque – respondió colocando algunas de las cosas compradas sobre la mesa – Sarah – la llamo para captar su atención – Sarah… conocí al príncipe de mis sueños – dijo con un gritito ahogado, emocionada – What? – pregunto confundida – Mmm… I found my… my… Prince – respondió algo insegura – I understood what you said… It’s just that… How? Where?
- Bueno… en el parque… estaba enojada, vociferando, gritando y…
- As usual – murmuro Sarah – y de repente pafff… que choco con él, ay si lo vieras… parece un dulce de leche – agrego con una tonta sonrisa en su rostro – Ok, ok, I’m really happy for you but… the greatest witch has half an hour or maybe more asking for you, so go and see what she wants, all right? – dijo preocupada por la joven – Ok, Ok – respondió respirando hondo y caminando hasta la biblioteca de la casa, toco con cierto temor – pase – ordeno la fría voz – disculpe Madame, me dijo Sarah que me buscaba – dijo la chica con la vista fija en el suelo - ¿Dónde estabas? – comenzó con el interrogatorio, mirándola fijamente – comprando ciertas cosas que Sarah me pidió – respondió nerviosa – pero eso fue hace mas de 2 horas.
- Perdón… es solo que me perdí – agrego la chica antes de siquiera darle tiempo a la mujer de pensar que no hacía nada – ahhhh… no puedo creer lo tonta que eres – bufo Susana quien entraba – mamá, ya Terry llego y quiere saludarte – agrego sonriente – está bien – acepto la mujer – Candice lleva Té y algunos bocadillos al living antes de servir el almuerzo – pidió mientras salía del lugar - ¡uyyyyyyyyyy! – exclamo enojada cuando las dos brujas ya se habían marchado – ya veremos quién es la tonta – agrego con cierta travesurilla en mente – Terry… Cariño – dijo la mujer extendiendo sus manos para tomar las del joven – mira qué guapo estas – alego, el joven solo sonrió - ¿Y cómo está Eleanor?
- Muy bien, les envía saludos… a ambas – respondió caballerosamente - ¿Qué haces Candy? – pregunto María al notar cierto brillo en su mirada – nada nana, nada.
- ¿Qué travesura te propones hoy pecosa? – pregunto pensativa María – Señora.
- Muy bien Candice, coloca eso por acá.
- Si Señora – respondió sin siquiera notar la presencia de alguien conocido - ¡Tu! – exclamo Terry sorprendido de encontrarse de nuevo a la loca que camino sobre su auto; Candice solo sonrió nerviosa, si el idiota hablaba estaba muerta - ¿se conocen? – pregunto Susana mirándolos a ambos, Candice solo cerro sus ojos esperando lo peor – no – afirmo tranquilo, Candice respiro hondo y sirvió el té algo nerviosa – el almuerzo será servido en 30 minutos – agrego – toma – dijo Susana melosamente entregando una taza al chico – no… esa…
- ¿Qué sucede Candice?
- Nada Señora, me retiro – dijo en un hilillo de voz – pruébalo, es magnífico, lo trajeron especialmente de Japón, dicen que es el mejor – agrego Susana – pufffff – escupió Terry el liquido sorprendiendo a las brujas – perdón… es solo que esta algo… salado – agrego limpiando sus labios asqueado - ¡ahhh! – exclamaron ambas apenadas – perdona Terry, perdona – se disculpaba Susana limpiando al joven – no te preocupes, voy al baño – dijo colocándose de pie y saliendo del living – mamá – se quejo la chica – cálmate, no pasa nada - Candice – llamo a la chica quien al escucharla cerro sus ojos y entro de nuevo con cierto temor – Si Señora.
- Me podrías explicar ¿Por qué demonios el té de Terry estaba salado? – pregunto mostrando la taza – Mmm… no entiendo, ¿Cómo salado?
- Salado, de sal, ¿Por qué diablos tenia sal? – pregunto entre dientes mas enojada parándose frente a ella – Yo…
- ¿Qué vas a decir que no fuiste tú Sucia? Por favor – siseo Susana - mira quién habla de sucia, la que disfruta del dinero ajeno y se revuelca con cualquiera – dijo la rubia enojada - ¡plafff! – se escucho el estruendo de la fuerte cachetada propinada por Ursulla, Candice solo respiraba entrecortadamente debido al enojo – retírate – ordeno a la chica quien con cristales en sus ojos se retiro – bien hecho mamá, así se…
- Escúchame bien mocosa malcriada – dijo tomándola por uno de sus brazos – no vuelvas a utilizar semejante vocabulario, imagínate lo que hubiese pensado Terry si te hubiese escuchado – agrego algo cansada de lo tonta que podía ser su hija a veces – all right, all right – acepto colocando sus ojos en blanco - eres una idiota Candice, una idiota – murmuro limpiando las lagrimas que habían salido de sus verdes ojos - ¿interrumpo?
- ¿Qué quieres? – pregunto cansinamente – Bueno… te subiste sobre mi auto recién lavado y colocaste sal en mi té, así que a no ser que quieres que abra mi pequeña boca y le cuente todo a Ursulla sobre nuestro pequeño encuentro, trata de hallar una manera de mantenerme callado – contesto enojando a la joven – Ahh si… ¿Cómo qué? – pregunto – un arreglo personal no estaría nada mal – respondió acercándose a ella peligrosamente mientras sonreía cínico - ¡eres un puerco! – exclamo asqueada – que mente tan cochina tienes, no eres mi tipo cariño así que no te preocupes… nunca podría estar con alguien como… TU – dijo esto último con desdén – si… lo sé, a ti te gustan un poco más del tipo… mujerzuela
- ¿Perdón?
- Solo habla de una buena vez, dime qué quieres – dijo enojada – lava mi auto por un mes
- ¿Qué? no lo creo – respondió dando media vuelta para alejarse – Ok, entonces llamare a Ursulla y le contare sobre nuestro encuentro.
- AYYYY, está bien, pero solo será una vez, UNA… SOLA… VEZ - dijo entre dientes cortante y alejándose – 1 a 0 – musito el joven sonriente - ¡Idiota! – exclamo mientras entraba en la cocina – Candy, ayúdame a servir la mesa por favor – pidió su nana – What’s wrong? – pregunto Sarah al notar cierta hinchazón en el rostro de la joven – nada… ya te ayudo – dijo tomando las cosas de mala manera, confundiendo a ambas mujeres; Candice coloco todo de mala gana, tirando todo y colocando en peligro la lujosa vajilla – pecosa, mejor vete a la cocina, yo termino – dijo María – pero…
- No te preocupes, yo termino, ve… - insistió antes de que la joven rompiera algo y fuese peor para ella – What’s wrong with you? – pregunto Sarah cuando la joven entraba a la cocina – everything – respondió con enojo saliendo del lugar.
- Mamá ¿Por qué Terry tarda tanto? – pregunto gusana, perdón, Susana algo preocupada.
- ¿Dónde estará el Mal… bendito auto? – demando la joven justo cuando la bocina del auto sonó tras ella – ¡Holly cow! – exclamo boquiabierta, el auto estaba marrón del sucio – todo tuyo – dijo Terry cínico, entregándole las llaves - ¡demonios! – exclamo la joven enojada golpeando la llanta del auto mientras Terry entraba triunfante a la casa - ¿Dónde estabas? – lo abordo de inmediato Susana al verlo – perdona… es solo que recibí una llamada de Albert – mintió, Susana no estaba convencida pero tenia que hacerse la tonta o perdería todo – Señores el almuerzo esta servido – anuncio María a los presentes guiándolos hasta el comedor.
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(Utada Hikaru, First love)
- “Mi Príncipe” – recordó la dulce voz de la rubia mientras releía una y otra vez el mismo párrafo, no había podido sacársela de la cabeza, esa mirada, esa dulce sonrisa – « Eres un rubio muy curioso » – escucho mientras sonreía tontamente como no lo hacia en años – Señor ¿se encuentra bien ? - pregunto George algo extrañado con el comportamiento del joven – ¿ahh ? discúlpame George, solo estoy un poco cansado – mintió Albert dejando a un lado los papeles y apretando su cien - ¿seguro que no es nada mas? – pregunto perspicaz el hombre, Albert no era un hombre distraído, sin embargo, el día de hoy estaba en otro lugar, siempre pensativo y sonriente – claro George… es solo cansancio – siguió con su mentira mientras la imagen de la joven besando su mejilla aparecía en su cabeza provocando que sonriera una vez más – su principe – murmuro con un brillo perdido en sus azules ojos.
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- ¡Uffff! – exclamo la joven cansada, limpiando el sudor que corría por su frente – “Soy Albert, el principe de tus sueños” – recordó la suave voz del guapo rubio - ¡ayyyy que beshoooo!!!!! – exclamo mordiendo sus labios – aunque… habrá pensado que soy una loca – se dijo pensativa decepcionándose un poco – vamos Candice… total… no volverás a verlo – agrego triste – “ ¿estas bien ?” – escucho de nuevo la voz del ojiazul – ayyyyy me lo como.
(final de la cancion)
- ¿A quien? ¿al auto? – preguntó Terry tras ella, asustándola – eres un metiche Ricachon – bufo la joven dejando caer el paño mojado dentro del cubo de agua ahora marrón del sucio – ya cumplí con mi parte del trato, solo espero que te comportes como un caballero y cumplas la tuya – agrego con tono severo – aunque lo de caballero… lo dudo – dijo negando con su cabeza y levantando su ceja – nos vemos… aunque espero no cruzarme contigo nunca más – concluyo entre dientes para comenzar a alejarse.
– Hey, hey, hey, espera – dijo Terry corriendo hasta ella y deteniendo su paso - ¿Qué quieres ahora? – pregunto cansinamente entrelazando sus brazos – tengo que evaluar el trabajo realizado – contesto dándole la espalda, Candice solo estiro sus brazos y fingió ahorcarlo - ¿me acompañas? – pregunto sorprendiendo a Candice quien solo sonrío fingidamente y bajo sus brazos – OK – acepto caminando tras el ojiazul quien fingiendo seriedad estudiaba el auto – mmmm, aquí hay una mancha – dijo señalando la parte inferior de la puerta, Candice solo tomo de nuevo el paño y lo limpio bruscamente – hey, con calma, con calma, mira que la pintura cuesta 50 grandes – le dijo el joven, la chica solo bufo – acá hay otra – agrego, la chica solo respiro – y aquí tenemos otra…
- Si, si… ya la vi – acepto tomando el tobo de agua sucia – y no hay nada mejor que el agua para el sucio – agrego lanzando el contenido del cubo sobre Terry – fue un placer – dijo sonriente, triunfante.
(Our love will always last)
Terry solo limpio su rostro ahora lleno de tierra, enojado ¿Quien diablos era esta sirvienta para tratarlo de esta manera? – ven acá sirvientita – ordeno con desden tomándola por un brazo - ¿sirvientita ? SIRVIENTITA TU ABUELA – grito furiosa y empujando al chico quien rapidamente la tomo de la mano para evitar caer, sin embargo callo al suelo, llevandose a Candice consigo, cuerpo a cuerpo, piel sobre piel, rostro sobre rostro, el corazón de Candice latía furioso, esa mirada ¿Cómo resistirse?, Terry se perdió en sus labios, su estabilidad mental simplemente peligraba bajo la cercanía de esta pecosa cascarrabias.
– Tal vez… yo… tal vez… - balbuceaba la chica nerviosa, el corazón deseaba salir de su pecho, Dios… ¿Por qué se sentía de esta manera? – tal vez… deba levantarme – dijo al fin huyendo de la profunda mirada del chico, Candice intento colocarse de pie pero trastabillo de nuevo, golpeando con sus codos el pecho del chico quien soltó un pequeño quejido – lo siento – se disculpo apenada - ¿estas bien? - Pregunto preocupada ya que el chico apretaba sus ojos, no por el dolor sino tratando de mantener la cordura y no caer en el deseo, no con ella, no con la sirvienta de la casa, no era la primera maid que le gustaba, de hecho muchos de sus vinos fueron maids pero… habia algo dentro de él que no se lo permitia, ambos acercaron sus rostros cada vez mas y mas, al punto de rozar sus labios si alguno hablaba, perdidos en su deseo de sentirse, perdidos en el deseo de sus corazones
CONTINUARA...........................................................................